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jueves, 28 de mayo de 2015

52. Preciosidades

Narra Ainhoa
(Cinco meses después)
“Bienvenida sea esta preciosidad…” y debajo del mensaje se encontraba una fotito muy especial. Lorena, mi ahijada, la nueva alegría de Marisol y Hugo. ¡Vaya niña más guapa! Pequeña, un poco morena, con unas mejillas súper monas. Pronto me he perdido de amores por aquella niña.
No tardé mucho a hacer la merecida visita. A Marisol se le parece que no le ha pasado nada, está igual, igual a lo normal, fuerte y llena de felicidad. Es impresionante. Entre ella, la peque, Hugo, Pablo y Ainhoa, soy yo la única que no puede decir que está fuerte.
Estoy más sensible que nunca, la balanza se me da cada vez más peso y no es para menos. Mi vientre se parece que está lleno de plomo y caminar es cada vez más una tarea ardua, pero todo sigue perfecto y eso ya me vuelve todas las fuerzas que pierdo en soportar una vida en mi interior.
En un día tengo ganas de comer churros con chocolate y en el otro las ganas de dormir toman cuenta de mí. Pablo y Ainhoa siguen teniendo una santa paciencia para aguantar todos estos cambios.
- Hola princesita… - susurro a la niña cuando me la pusieron en mis brazos. Me rendí a sus encantos, imposible de no hacerlo.
- Me lo parece que ha gustado mucho de ti… - comenta Marisol.
- … y yo a ella… ¡qué cosita más mona! – no puedo parar de sonreír hacía Lorena, que muy tranquila duerme en mis brazos.
La emoción se me empieza a subir, pero intento controlarme. No veo la hora de tener a este diamante que tengo en mi vientre y que tanta alegría sigue trayendo a nosotros.
- … ¿y tú? Te veo con un aire tan fatigado… - comenta Marisol cuando ya estábamos a solas.
- Todo sigue entre une mezcla de felicidad y miedo… cada día es una victoria…
- … y es una victoria justa. Vosotros os merecéis toda la felicidad que pueda existir… hombre, ¡la cara de Pablo no equivoca a nadie! Se puede ver a kilómetros de distancia que lo que más quiere en esto momento es de esto siga bien…
- A veces no me lo sé cómo puedo aguantar tantas cosas… es el miedo de que esto pueda estar mal, son las ganas de ver el disco de Pablo saliendo por allí, es mi padre…
- … ¿todo sigue igual? – interrumpe.
- No… sigue peor… ya todos tenemos el corazón preparado para todas las situaciones que podrán venir, aunque nos esté costando un montón…
- … pero tu padre es un hombre fuerte y si hasta ahora aguantó tanto, seguro que aguantará mucho más…
- Eso esperamos todos…
- .. bueno, hay que mantener la esperanza y lo sé que tú la tienes… ya verás que tu padre se va embobar con esa cosita que estás cargando…
- ¡Ya sigue embobado! Se parece un sol sonriendo… es el bebé de Ainhoa allí, es el enseñar los pájaros y, sobre todo… ¡es el deseo de que sea un niño!
- Yo presiento que será una niña…
- Yo también… - digo.
- Entonces será una niña… tus presentimientos jamás se equivocan…
- … pero en este turno pueden…
- Venga, ya verás que será una niña… si hasta ahora has presentido todo bien, no será ahora que vas a equivocarte…

miércoles, 27 de mayo de 2015

51. Difícil de pensar

Narra Pablo
- ¿Necesitas de ayuda, mi vida? – pregunto yo a Ainhoa, viendo la cama empezando a tener un montón de ropa junta.
- No, gracias… en diez años tendré una ropa ideal para vestir… - responde muy irónicamente sin quitar los ojos del armario.
- ¿Ya has visto la ropa que has tirado a la cama?
- Bueno… de hecho ya he tirado un montón de ropa… ¡pero yo no encuentro nada!
- ¿En serio?
Me pongo frente al armario y para mis manos viene un estruendoso, pero sencillo vestido rojo. La miro y luego le digo:
- Ven, vístete con este…
- ¿Rojo?
- Sí, rojo… el rojo te queda súper bien…
Miró el vestido un par de veces intentando asimilar mi escoja.
- No está mal… a ver si me vaya gustar…
Se quitó el pijama y luego vistió el vestido. Muy despacio comienza a lucir en su cuerpo de piel morena, pero cuando estaba a punto de quedarse lista, la cremallera no quería cerrarse. Me fui a ayudarla, pero la verdad es que no se cerraba ni por nada.
A continuación un vestido azul con unas flores blancas y se le quedó perfecto. Era la prenda perfecta para un día de extremo calor, el calor madrileño que deja a cualquiera sudando y deseando estar bajo agua constantemente.
- Parezco un jardín… - comentaba ella mirándose al espejo.
- Estás perfecta, mi amor…
- Por supuesto… nunca me lo dices que estoy fea…
- Lo sabes que yo no digo mentiras… - respondo yo con una sonrisa muy malvada y una mirada muy cómplice.
- Yo también te quiero, Pablo… - responde ella de forma muy irónica, caminando ya hasta la puerta.
Con los días pasando, la esperanza renacía. Lo que las previsiones decían ser un fracaso, a poco y poco el embarazo sorprendía hasta el médico que acompaña a Ainhoa. Teniendo él mucha experiencia, nos decía que el riesgo de todo esto era más que mucho y que deberíamos estar ya preparados para lo peor que sería previsible de sucederse.
Paralelo a esto, la pequeña Ainhoa empezaba a despertar una nueva pasión: el piano. De forma muy discreta, se sentaba en el piano y de forma aleatoria tocaba en las teclas. Tanto insistió conmigo y con Ainhoa que ahora casi todos los días alguno de los dos le enseña algo. Es cada vez más curiosa y le encanta aprender cosas nuevas.
Se van sucediendo muchas cosas y una de ellas es lo que está por venir. El nuevo disco va ganando su forma, está sorprendiendo hasta los más sorprendidos y las ganas de hacerlo salir para las tiendas es más que mucha. Pero antes de todo eso, no podré hacer nacer un disco a la tienda sin que mi familia lo escuche. Su opinión es de lo más importante.

Narra Ainhoa
- Lo veo que el cuidado está siendo más que mucho… ¡está todo perfecto!
La mejor frase que hoy podía ser dicha salió de la boca del médico. Se me da un miedo tremendo todas las veces que me voy a las consultas. Tengo la idea del riesgo que estoy corriendo y todo lo que quiero es llevar esto a su fin, ver por fin un bebé nacer de mí y por fin poder decir que al final fui capaz de generar una vida hacía un montón de previsiones negativas.
Me lo creo que el secreto de todo esto es el amor. De eso no puedo hacer reclamación, que lo tengo mucho. Mi pequeña es mi compañía mientras Pablo se parece a un niño pequeño mientras está terminando el nuevo disco.
Nos morimos de ganas por escucharlo, además, ahora con la peque y su pasión por el piano, la música se hace sonar más que nunca en todos los rincones de la casa. Es un verano bien musical, en el que no queda nada para ver a la niña entrando en la escuela… hombre, me lo parece que ha sido ayer que he visto a aquella niña tan indefensa en la institución. Un amor a la primera vista, un amor tan tierno lo que tuvimos las dos.