Narra
Pablo
- ¿Necesitas de ayuda, mi vida? –
pregunto yo a Ainhoa, viendo la cama empezando a tener un montón de ropa junta.
- No, gracias… en diez años tendré una
ropa ideal para vestir… - responde muy irónicamente sin quitar los ojos del
armario.
- ¿Ya has visto la ropa que has tirado a
la cama?
- Bueno… de hecho ya he tirado un montón
de ropa… ¡pero yo no encuentro nada!
- ¿En serio?
Me pongo frente al armario y para mis
manos viene un estruendoso, pero sencillo vestido rojo. La miro y luego le
digo:
- Ven, vístete con este…
- ¿Rojo?
- Sí, rojo… el rojo te queda súper bien…
Miró el vestido un par de veces
intentando asimilar mi escoja.
- No está mal… a ver si me vaya gustar…
Se quitó el pijama y luego vistió el
vestido. Muy despacio comienza a lucir en su cuerpo de piel morena, pero cuando
estaba a punto de quedarse lista, la cremallera no quería cerrarse. Me fui a
ayudarla, pero la verdad es que no se cerraba ni por nada.
A continuación un vestido azul con unas
flores blancas y se le quedó perfecto. Era la prenda perfecta para un día de
extremo calor, el calor madrileño que deja a cualquiera sudando y deseando
estar bajo agua constantemente.
- Parezco un jardín… - comentaba ella
mirándose al espejo.
- Estás perfecta, mi amor…
- Por supuesto… nunca me lo dices que
estoy fea…
- Lo sabes que yo no digo mentiras… -
respondo yo con una sonrisa muy malvada y una mirada muy cómplice.
- Yo también te quiero, Pablo… -
responde ella de forma muy irónica, caminando ya hasta la puerta.
Con los días pasando, la esperanza
renacía. Lo que las previsiones decían ser un fracaso, a poco y poco el
embarazo sorprendía hasta el médico que acompaña a Ainhoa. Teniendo él mucha
experiencia, nos decía que el riesgo de todo esto era más que mucho y que
deberíamos estar ya preparados para lo peor que sería previsible de sucederse.
Paralelo a esto, la pequeña Ainhoa
empezaba a despertar una nueva pasión: el piano. De forma muy discreta, se
sentaba en el piano y de forma aleatoria tocaba en las teclas. Tanto insistió
conmigo y con Ainhoa que ahora casi todos los días alguno de los dos le enseña
algo. Es cada vez más curiosa y le encanta aprender cosas nuevas.
Se van sucediendo muchas cosas y una de
ellas es lo que está por venir. El nuevo disco va ganando su forma, está
sorprendiendo hasta los más sorprendidos y las ganas de hacerlo salir para las
tiendas es más que mucha. Pero antes de todo eso, no podré hacer nacer un disco
a la tienda sin que mi familia lo escuche. Su opinión es de lo más importante.
Narra
Ainhoa
- Lo veo que el cuidado está siendo más
que mucho… ¡está todo perfecto!
La mejor frase que hoy podía ser dicha
salió de la boca del médico. Se me da un miedo tremendo todas las veces que me
voy a las consultas. Tengo la idea del riesgo que estoy corriendo y todo lo que
quiero es llevar esto a su fin, ver por fin un bebé nacer de mí y por fin poder
decir que al final fui capaz de generar una vida hacía un montón de previsiones
negativas.
Me lo creo que el secreto de todo esto
es el amor. De eso no puedo hacer reclamación, que lo tengo mucho. Mi pequeña
es mi compañía mientras Pablo se parece a un niño pequeño mientras está
terminando el nuevo disco.
Nos morimos de ganas por escucharlo,
además, ahora con la peque y su pasión por el piano, la música se hace sonar
más que nunca en todos los rincones de la casa. Es un verano bien musical, en
el que no queda nada para ver a la niña entrando en la escuela… hombre, me lo
parece que ha sido ayer que he visto a aquella niña tan indefensa en la
institución. Un amor a la primera vista, un amor tan tierno lo que tuvimos las
dos.
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