Narra
Pablo
Abrí
los ojos después de seguramente estar algunas horas durmiendo
profundamente. Estaba en una habitación de hospital, acostado en una
camilla y Ainhoa estaba a mi lado durmiendo profundamente, en un
espacio tan pequeño que me parece imposible quedarse dormido así.
No
lo sé como aún no se han dado cuenta que ella está aquí o quizás
ya la han visto y la dejaron. Yo lo sé que ella odia los hospitales
y solo entra en ellos cuando necesita o cuando es estrictamente
necesario. Me impresiono como pude quedarse dormida en un lugar que
tanto odia, en un espacio tan pequeño.
La
verdad es que me enamoré de una mujer impresionante, de esas que da
miedo perderlas de tu vida. Cuando menos espero, ella me impresiona,
como es el caso de ahora con esto gesto que para mi tiene un
significado muchísimo más grande de lo que podéis imaginar.
Con
el máximo cuidado acaricio su cara haciendo con que no se despierte.
Al final no estaba así tan mal porque la tenía a mi lado y todo
parece ser más fácil y más sencillo.
Escucho
la puerta abriéndose y el doctor estaba entrando. Puedo apostar que
me va a decir que Ainhoa no puede estar aquí y que tendrá que
salir.
-
Cómo se siente, Pablo? - me pregunta bajito.
-
Bien...
-
No es para menos... - y mira a Ainhoa – Yo le he dicho que podía
estar aquí unos minutos mientras estaba durmiendo y al final ya está
por aquí hace más de cinco horas...
-
Ella no puede estar aquí?
-
No se preocupe que ella no será expulsa... solo estoy permitiendo
eso porque no está haciendo ruido ninguno y porque la he visto en un
estado de nervios tan grande que no me atreví a despertarla hace
unas dos horas cuando vino aquí ver si ya estaba despierto...
-
Vale, vale... muchas gracias...
-
Usted ya está con una cara muchísimo mejor... ahora intente
descansar más que es imprescindible para quedarse perfecto y
marcharse de aquí... - sin nada más para decirme, el doctor sale de
la habitación.
Yo
miro a Ainhoa de nuevo y automáticamente dibujo una sonrisa en mi
cara por ver a un ángel que se cayó del cielo para entrar en mi
vida durmiendo de una manera tan hermosa, pero tan hermosa que no
quiero jamás quedarme dormido a penas para verla disfrutando de
aquello sueno tan profundo.
Ella
empezó a moverse un poco y sin embargo sus ojos marrones que me
hacen perderme completamente se abren y ella me sonreí como
solamente ella lo sabe hacer.
-
Cómo estás? - me pregunta.
-
Estoy muy bien... simplemente porque tu estás aquí...
-
No seas bobito... yo ya debería estar fuera de aquí hace mucho
tiempo y estoy rompiendo las normas...
-
No te preocupes que el medico vino aquí dos veces y no te expulsó...
si no haces ruido, puedes estar aquí... - y acaricio su pelo tan
suave.
-
Que bien... y tu? En que andas pensando para tener así un ataque de
ansiedad tan grande?
-
En muchísimas cosas...
-
Yo creo que dejarás de pensar en una cosas que yo lo sé que vives
pensando hace muchos días...
-
Pues dímela...
-
Yo espero que en tu casa tu cama sea más grande que esta sino te
aseguro que llevaré la mía...
Que
pare todo ahora que Ainhoa me ha mandado una indirecta hermosísima,
cuanta creatividad! Yo le sonrío y le pregunto:
-
Estás hablando en serio?
-
Yo estoy con cara de quién está bromando? Claro que estoy hablando
en serio, hombre!
Que
se echen cohetes en el cielo que esto merece ser celebrado con un
fiestón! Vaya cuanta felicidad me ha dado una indirecta tan original
y cuantos cambios vaya traer! Son buenos cambios, muy buenos cambios
porque un nuevo capitulo comenzará, un capitulo que deseo que no
termine nunca.