Narra
Pablo
-
Papá...
-
Dime...
-
Él vaya quedarse bien?
-
Por supuesto que sí... él es un hombre muy fuerte...
-
Entonces por qué mamá está así tan triste?
-
Sabes que... nadie quiere ver a la gente que quiere enferma... por
eso que mamá está triste...
-
… pero él vaya quedarse bien, tu me lo has dicho...
-
Sí, es verdad... pero mientras no está bien, mamá está triste...
-
No me gusta que esté así...
-
Ni yo, pequeñita... ni a mi me gusta...
Sin
embargo, la rubita salta de la cama, dónde se preparaba para irse a
dormir y sale de la habitación sin darme ni tan solo un motivo. La
solución era seguirla y descubrí que sus pasos la llevaban hacía
el salón.
-
Mamá...
-
Dime, mi princesita...
-
Dame otro besito de buenas noches...
-
Oh mi amor... te doy los que quieras... venga...
Ainhoa
se pone en cuclillas con los brazos abiertos que en menos de un
segundo se llenaban con aquel cuerpocito tan pequeño y lleno de
amor. Es de corazón lleno que afirmo las veces que sean necesarias
de que verlas así me da una paz tan grande que nadie se lo imagina.
Lo sabía que la rubita estaba haciendo aquello para animar un poco a
Ainhoa y seguro que estaba resultando. Su sonrisa no me equivocaba.
-
Lo sabes que ya deberías estar durmiendo, princesita?
-
Lo sé, pero no tengo ganas de dormir...
-
Por supuesto que no tienes... que tus pilas jamás se acaban... anda,
nos vamos todos a la camita, sin excepciones para nadie!
-
Ni para mi? - bromeo.
-
Ni para usted, señorito... los dos a dormirse ya!
-
Que no, mamá... no quiero...
-
Anda... yo te cuento una historia muy hermosa...
-
Cual es?
-
Necesitas de estar en la camita para saber...
-
… pero es una historia bonita?
-Por
supuesto que sí... y tu la sabes...
Ainhoa
la había dejado con la intriga y a mí también. Una historia
bonita, en que ella la conoce... pero qué pedazo de historia es
esta? Y por esta esencia de curioso que tengo y que jamás es
quitada, me puso a la puerta de la habitación escuchando lo que ella
iba a contarle y en los primeros instantes no reconocí la historia:
-
Érase una vez un chico... - empezaba ella sentada en la cama, junto
a la peque - … ese chico era muy, pero muy guapo, sabes...
-
Cómo se llamaba?
-
Pues... elige tu un nombre...
-
… Pablo...
-
Vale... Pablo era un chico así muy guapo, sabes... y un día él se
cruzó con una chica un poco extraña... y se enamoró de ella...
-
… y ella se enamoró de él?
-
Pues... la verdad es que sí, se enamoró pero no empezaran muy bien.
Un día esa chica tuve un accidente y él fue a salvarla y se
quedaron novios.... él tenia un castillo así muy, pero muy muy
bonito... era tan bonito que ella se fue a vivir en ello junto a
Pablo...
-
… y se casaran... - completa ella ya entre el poder del sueno
robando la atención.
-
No... no se casaran, pero...
-
Cómo no?
-
Ellos no se casaran, pero tuvieron una niña guapísima,
guapísima...tenía el pelo del color del oro, con algunos rizitos
bien hechos...
De
la forma más imprevisible y hermosa, al natural, Ainhoa estaba
contando en media docena de palabras una historia bien bonita: la
historia entre yo y ella.
-
Mamá... ya conozco la historia...
-
Te lo he dicho que ibas a conocer...
-
Vaya que.. que esta es tu historia... tu historia con papá...
-
Has visto? Tu la sabes...
-
… y esa niña rubia soy yo... - comenta ella muy avergonzada,
intentando ocultar su cara por entre la sábana.
-
Qué convencida es mi pequeñita ehh!! Por supuesto que eres tu, mi
cosita mona!
Es
en momentos como este que me prueban una vez más de que todo esto no
fue un error. Valió la pena ser cabezota en los primeros tiempos,
mucho más valió irme a aquel hospital en León y en cambio poder
besar sus labios, salir de aquella fiesta de inauguración y volverme
en algo intenso, que es sentir su cuerpo... porque sin ella, nada de
esto, pero nada sería así en este momento.
Me
pregunto un par de veces qué se sucedería si mi apartamento no
fuise alquilado, algo que estaba más listo a no sucederse que a ser
hecho. Cómo estaría yo ahora mismo? Será que iba a conocerla igual
o no? Será que ella iba a entrar en mi vida de manera igual a la que
entró y que ahora no quiero que salga ni por nada de este mundo?
Ella,
la musa que ha robado el corazón de una manera tan especial, ha
permitido hacerme ser padre a pesar de que muchas razones harían
preverse de que eso no sería posible. Es mi FAMÍLIA, así... con
letras bien grandes, que grande es el sentido de esta palabra y mucho
más es la sensación que se siente al escuchar, pronunciar y
escribir esa palabra tan bonita.
Todo
esto para decir que tanto en los buenos momentos como en los malos,
tu FAMÍLIA es quién está siempre a tu lado, sus elementos son
protectores unos de los otros, las fuerzas de todos, los motivos para
sonreír, los motivos que dan sentido a la vida.