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lunes, 30 de junio de 2014

14. Cuando una noticia es tu peor pesadilla

Narra Pablo
Entre las noticias de la crisis, de polémicas en lo gobierno y de guerras entre países, surge una noticia así bien fresquita, pero nada bonita.
- Y esta mañana un coche conducido a alta velocidad pierde el control y choca con otro que venía en el sentido contrario... - relata la periodista - … el resultado fue un herido ligero, el conductor que seguía en alta velocidad y un herido grave, la mujer que seguía en el otro coche. El accidente ocurrió en una carretera de León... - mi padre y Casilda paran por un rato y yo también. Creo que todos preguntamos lo mismo: será que es Ainhoa?
Las imágenes demuestran dos coches totalmente destruidos, los bomberos muy aflictivos intentando quitar uno de los conductores, ambulancias sonando sin parar, las imágenes dan miedo.
- Espero que la mujer no sea Ainhoa... - dice mi padre mientras escucha la tele.
Siento algo extraño, como si estuviesen apretando mi corazón. Estoy preocupado, necesito saber si ella está bien, si al final fue ella la víctima del accidente o no.
Mi padre busca en su móvil el numero de Ainhoa y la llama. Se cerró en el escritorio y yo espero desesperadamente para que salga y me diga si es ella o no, a pesar de no saber de que la conozco.
Yo espero, espero y desespero, mi padre no sale de aquel maldito escritorio para decir lo que pasa, yo me pongo escuchando a la puerta pero solo escucho el silencio, el silencio que en esto momento me está matando por dentro.
Respiro, intento pensar que no es Ainhoa la víctima, una tarea difícil porque mi corazón está con tanta velocidad que no sé como aún se aguanta dentro de mi cuerpo.
Veinte minutos de un autentico desespero, la pregunta que se quedó en el aire aún no tuve una respuesta, desespero y estoy a punto de entrar en el escritorio.
Por fin él sale de aquel escritorio, su cara no es la mejor y creo que ya está diciendo todo.
- Y entonces, papá? - pregunta Casilda.
- Fue ella... - respira profundamente - … Ainhoa es la herida grave del accidente...
Justo en eso momento mil cuchillos se espetaran en mi corazón, el desespero aumenta y el dolor toma cuenta de mi cuerpo.
- Fue su hermano que me contestó a la llamada... - dice mi padre - … todos están desesperados, Ainhoa aún no se despertó, está conectada a una maquina para ayudar a respirar y los médicos no lo saben lo que tiene...
Salgo de allí, ya no puedo disfrazar más lo que siento. Me fui a la habitación, sufro por dentro y por fuera. Ainhoa podría tener mil defectos, podría haber hecho mil errores, pero no merecía algo así. No merecía ser víctima de un accidente así, de tener que respirar con la ayuda de una máquina y de poner todos los médicos sin saber lo que pasa con ella. Ella es una buena chica, lo sé y no me conformo que aquello tenga sucedido con ella, justamente con ella, porqué? Porqué?
Acabo de entrar en una auténtica pesadilla. Mañana volveré para Madrid y necesito verla y no importa si tendré que irme a León o a dónde sea. Llamo a Mariola:
- Necesito que me hagas un favor muy grande... - le digo.
- Pues dime lo que necesitas...
- Necesito que busques en que hospital de León está una chica...
- Vale... cual es su nombre?
- Ainhoa Martínez Sierra y tuve un accidente esta mañana... necesito de eso rápidamente...
- Lo haré lo más rápido que pueda, no te preocupes...
- Gracias...
La noche cae y paso los minutos mirando el móvil, esperando la llamada de Mariola y pensando constantemente en los momentos en que estuve con Ainhoa. No como, el estomago se llenó con mis pensamientos y con mi preocupación. Es un desespero inexplicable. Casi salté de la cama cuando escucho el móvil sonando:
- Pablo, ya sé dónde está Ainhoa... - me dice – Está en un hospital privado muy cerco del centro...
- Supiste como estaba?
- No me han dado muchas informaciones... me han dicho que respira con la ayuda de una máquina, qué aún no se despertó y que seguramente tendrá que trasladarse para la coma, porque ella no se despierta...
Quiero adelantar los relojes para que la hora del tren rumbo a Madrid llegue ya, para que pueda irme a León, que es algo que voy a hacer. Porque ella merece que lo haga, porque es en estos momentos que vemos que la vida puede terminar a cualquier momento y tenemos que disfrutar de todo mientras estamos vivos.



13. En familia

Narra Ainhoa
Mi madre siempre me ha dicho que si trabajamos en algo que nos gusta, no podemos llamar a lo que hacemos trabajo, pero sí llamarle de otra cosa, como por ejemplo un juego o un pasatiempo.
Yo no vino trabajar para Málaga, pero sí divertirme en Málaga. Me está encantando participar en esto grande proyecto, aprendo muchas cosas nuevas, conozco mucha gente nueva y, además, a mis compañeros les puedo llamar de familia. Siempre me preguntan si necesito de algo, se ofrecen para enseñarme la ciudad, me invitan a tomar cafés. Estamos todos muy cercos, muy amigos y si uno está mal, luego tratamos de ayudarle. No podría desear mejores personas para colaborar en esto proyecto.
Los días pasarán y ya hace un mes desde que llegué a tierras malagueñas, el tiempo pasa volando! Me enamoré de esta ciudad, creo que será difícil trasladarme para Madrid, me acostumbré a irme a la playa todas las veces que quería, a no encontrar transito en las calles, me acostumbré a Málaga, a su manera de vivir y ya no quiero otra cosa.
Ya conozco un montón de gente, ahora mis noches de fin de semana son pasadas con toda esa gente que conocí, cenando, almorzando o simplemente estar hablando en la calle. Vivía enamorada de Madrid y desde que me trasladé para aquí que nunca eché de menos la capital. Es increíble, nunca pensé dejar Madrid y mirad ahora.
Llegó la Semana Santa, estamos en Abril, y eso quiere decir que por fin volveré a León, mi tierra querida! Volveré a ver mi familia, a estar con mis amigos y eso no tiene precio.
Siete de la mañana y ya entro en el AVE rumbo a Madrid. Dos horas y media aprovechadas para dormir un poco más, llego a Atocha y cambio de tren, ahora rumbo a León, más tres horas de viaje, más tres horas para dormir.
Un largo viaje de tren y por fin escucho “Bienvenidos a la ciudad de León. Esperamos que han hecho un buen viaje. Muchas gracias por viajar con nosotros.”. Qué alegría!
Salgo del tren y en menos de dos metros caminando ya encuentro a mi hermano Mario esperándome.
- Por fin nos vemos! - me dice muy contento. Me da un abrazo como solamente él sabe, un abrazo lleno de cariño, un abrazo de hermanos.
- Pensabas que no ibas a verme?
- La última vez que te vi fue en Enero... ya estamos en Abril... cómo estás? - y como caballero que es, lleva mi maleta para el coche. Qué amor!
- Ahora estoy mejor que estoy de vacaciones!
- No debes estar muy mal... viviendo en Málaga, en aquella ciudad maravillosa, es imposible estar mal!
- Tenías razón cuando me has dicho que Málaga era maravillosa... - entramos en el coche - … aquello es un encanto!
- Quizás pronto no vuelvo con los peques y con Juana...
- Por que no lo haces? Puedes quedarte en mi casa, yo tengo una habitación libre...
- Con hotel gratuito, me voy ya!
- Cuando quieras! Solo tienes que avisarme y ya está!
- Yo lo haré, eh?
- Hazlo, es más una oportunidad de estar juntos! - digo. Hacía mí veo el grande portón negro que conozco perfectamente, el portón de la casa de mis padres.
Él se abre, el coche entra y en la puerta veo la mujer más increíble que conozco, mi madre, la señorita Pilar Sierra, la enfermera que me enseñó miles de cosas maravillosas, que me suporta en los mejores y en los peores momentos, mi confidente, la mejor amiga que tengo desde que soy gente.
Salgo del coche con toda la prisa y corro hacía mi madre. La abrazo y siento que ella está sonriendo.
- Cómo estás, mamá?
- Y tu me preguntas eso? Yo estoy bien, ahora que estás aquí estoy mucho mejor!
- No comiences, sino empiezo ya a llorar! - mi madre es la mujer más cariñosa, más maja, simpática, amorosa que podéis imaginar. Madre mía, tiene una personalidad increíble, la tomo como ejemplo porque ella es una luchadora.
- Y tu pequeña? Ahora qué vives aún más lejos de nosotros, cómo estás?
- Yo estoy bien... tenemos mucho que hablar señorita Pilar! - me encanta jugar con mi madre. Somos las únicas mujeres de esta casa y por eso tenemos una relación muy íntima, yo sé todo lo que pasa con ella y ella sabe todo de mí.
- Por supuesto que sí... y ahora que reparo que estás un poquito diferente, no me escapas!
- Tita Ainhoa! - Juan y María corren hacía mí. Mis sobrinitos están cada vez más guapos. Recibo un abrazo de los dos. Juan tiene 5 años y María tiene 3 años, son hijos de Mario y Juana, mis peques más monos, los niños que son mi perdición cuando estoy por aquí.
A poco y poco llega toda la familia, mi hermano Pedro aparece con su novia Sara, Juana y el nombre más valiente, mi súper héroe desde siempre: mi padre, el general, el hombre que enseñó todo sobre el ejército y más un montón de cosas, una infinidad de ensañamientos que jamás olvidaré.
- Cómo está mi pequeñita? - me da un abrazo tan fuerte que me apretó, no pasa nada. Lo sé muy bien que me echa de menos, soy la “pequeña” de esta casa y a pesar de ser adulta, me protege de la misma manera que cuando tenía 5 años.
- Madre mía, cada vez estás más tienes más pelos blancos!
- Que va! Yo soy un joven!
- Sí, sí, un joven de 59 años! - y todo el mundo se reí. Esto es mi padre, el general Enrique Martínez, que siempre tiene su espirito joven, es muy activo y no se deja llevar por la edad. Tiene una fascinación inexplicable por aviones y pájaros, está casado hace 33 años y sigue llamando de mi madre de “amor”, “cariño” y todos los nombres cariñosos que un marido puede llamar a su mujer.
Comienzo mis vacaciones con un almuerzo en familia, no podría desear mejor. Mi madre, que sabe lo que me gusta, hizo el bacalao al ajoarriero, mi comida favorita después de la paella, por supuesto.
- Qué tienes hecho en Málaga, Ainhoa? - pregunta mi padre, cuando todo el mundo disfrutaba del bacalao que cocinó mi madre.
- Estoy trabajando en un proyecto de un arquitecto malagueño...
- Y qué arquitecto es? - me pregunta Juana, que es arquitecta también.
- Salvador Peralta, conoces?
- Qué? El padre de Pablo Alborán? - Juana casi que salta de la silla.
- Sí, él mismo...
Todo el mundo se queda curioso y la pregunta obvia llega de mi madre:
- Y conoces a Pablo?
Pienso en lo que debo responder, todo el mundo me mira y sufro un momento embarazoso:
- A ver yo no... - sollozo más que nunca - … yo... no...
- Por dios chica, parece que tan comido las palabras! - dice Pedro.
- Yo solo le he visto una vez, nada más... no pasó de un hola...
- Me muero! Tienes foto? - creo que Sara tendrá una taquicardia, madre mía.
- No... yo no hizo foto con él...
- Cómo no hiciste? - pregunta mi madre muy sorprendida – Has tenido el privilegio de conocerlo y no hiciste foto?
- Mamá, yo no soy su fan, no me gustan sus canciones... - deseo que esta conversación termine, no quiero hablar de él porque tenemos mucho más que hablar.
- Si no eres fan tienes razones para no hacer foto, estás perdonada! - Juana cierra la conversación y respiro. Por lo menos no tengo que hablar más de esto, simplemente no quiero.
Paso el resto el día jugando con los peques, por unas horas volví a vivir mi niñez, los tiempos más bonitos de la vida para mí. Solo tienes la preocupación de jugar, todo te parece muy simple y el mundo es perfecto. Nosotros, los adultos, no somos así. Pensamos que el mundo no es perfecto, todo es un problema, vivimos en un constante stress, no tenemos tiempo para hacer aquello que nos gusta y, sobretodo, no valoramos las cosas simples de la vida.
- Tita, tu tienes novio? - me pregunta María.
- No, no tengo...
- No tienes? - Juan se sorprende – Pero tu eres muy guapa!
- Mamá tenía razón cuando decía que los chicos ahora no saben elegir las buenas chicas! - esta inocencia de María es algo de fabuloso. En tres años de vida, ya le he visto decir cosas dignas de una chica de doce, trece años. Es una pequeña adulta, se comporta como gente grande.
- Si yo fuera adulto como tu, yo quería tenerte como novia! - no es por casualidad que le he puesto el apodo de “Galán de medio palmo” a Juan. Creo que heredó de Mario la parte de ser un auténtico caballero.
- Porqué? - pregunto muy curiosa.
- Porque eres guapa, inteligente, simpática... puedo preguntarte una cosa?
- Dime, Juan... sabes que respondo a todo!
- Yo escuché mi madre diciendo que por veces son las mujeres que no quieren tener un novio. Eso es verdad? Tu también no quieres tener un novio?
- Sí, eso es verdad, pequeñito... sabes, no es no querer tener un novio... yo quiero tener un novio, sabes... pero quiero alguien que me quiere de verdad, que me respecte y sabes, aún no encontré nadie así...
- Madre mía, estas cosas de adultos son complicadas!
Me río sin parar. Estas verdades de Juan encajan perfectamente en la realidad. Él tiene razón, estas cosas de adultos son complicadas, a ver, ser adulto es complicado y esa es una verdad.


sábado, 28 de junio de 2014

12. Un conocido, un amigo o algo más?

Narra Pablo
Es oficial: me enamoré de la casualidad más bonita que apareció en mi vida. Esa casualidad tiene un nombre, seis letras, se llama Ainhoa.
Mis ganas de verla son tantas que no me aguanto. Me voy en el coche rumbo al apartamento, deseo verla, la chica que entró en mi mente y en mi corazón y que no sale.
El coche se acerca cada vez más del edificio y la veo saliendo por la puerta principal. Vestía una camiseta naranja, vaqueros negros y tacones también negros, con el pelo al natural y su mejor accesorio era la sonrisa.
Después de ella sale un hombre que la acompañaba. Paro el coche y los veo, juntos, sonriendo y muy cómplices. Parece que se conocen hace mucho tiempo.
Siento un aprieto en mi corazón, una sensación de derrota, un sentimiento de pierda tan fuerte que no sé explicar.
Será que eso hombre es un conocido, un amigo o será algo más que eso? Será que ella tiene novio y yo no lo sabía? Será que ella es buena lo suficiente para demostrar a todo el mundo que está sola, que no quiere nadie en su vida, pero al final hay alguien que ha tomado cuenta de su corazón?
Pongo el coche en marcha de nuevo y salgo de allí, destrozado y derrotado. Aquella imagen de ellos no me sale de la cabeza, juntos, muy cómplices, sonriendo.
Conduzco rumbo a uno de mis refugios, una pequeña playa, dónde casi nunca hay gente y allí me quedo, sentando en la arena.
“Te aconsejaría a no conocerme así tan profundamente... es que tienes el riesgo de asustarte conmigo, no soy normal...”, recuerdo las palabras que me ha dicho ayer. Tal vez cuando me ha dicho esto fue con alguna intención mismo charlando tonterías tras de tonterías.
- Quién eres tu en la realidad? - susurro mirando la arena – Por qué eres tan misteriosa?
De mi voz salen los versos de "Desencuentro", la canción que ahora define cómo me siente en mi interior, los versos que dicen lo que piensa mi alma.

"No puedo seguir
Buscando tu aroma en el viento
No puedo mentir
Ni ocultar lo que siento
Intento vivir sufriendo bajo este silencio y de nuevo por ti
Me hundo en un infierno
No era prisionero de tus
Labios y ahora que estas lejos yo te deseo como el aire
Del baile de tu cuerpo
Puedes olvidar mi nombre
Puedes olvidar mis besos
Pero en el aire permanece
Mi voz y mi recuerdo.
Sufriendo por ti me pierdo en un mar de dudas
Me mata este dolor, me ahogan mis lagrimas mudas
Invades cada noche mi cuerpo y mi alma
Hace llorar mis ojos antes que pierda la calma..."


11. Ideas equivocadas

Narra Ainhoa
Parece que todo el mundo se juntó para hacerme recordar de la herida que ya cerré. Todos dicen lo mismo, que vivo escapándome del amor, que pienso que ahora todos me quieren hacerme daño. Es verdad. Es esto que pienso, por mucho que cueste escuchar, yo pienso así y soy así.
Yo no hablo nada mientras camino y Pablo no lo hace también. No debe querer tocar en el asunto que fue nuestra apuesta. Al final, esto chico no es así tan malo como parece. En vez de acompañarme hacía casa, podría tener apostado darle mi numero de móvil o tal vez un abrazo o un beso, no sé. Simplemente apostó acompañarme a casa y nada más porque “ no me gusta dejar una chica irse sola por la noche”, tal como me ha dicho.
Empieza a instalarse un clima extraño entre nosotros. Cuando menos espero, Pablo empieza a hablar, creo que es la estrategia para quitar esto “clima extraño” que se hace sentir.
- Estás gustando vivir por aquí?
- Sí... aún no conozco muy bien toda la ciudad, pero es muy encantadora...
- Puedo decirte una cosa así muy sincera? - por un rato me asusto con esta pregunta.
- Sí...
- Tienes que prometerme que no llevarás esto por la parte mala, vale? - desconfío. No sé que vaya decirme.
- Vale... yo simplemente escucharé...
- No sé lo que me hiciste, pero no dejo de pensar en ti... hay algo que tienes que me cautiva, que me deja con ganas de conocerte, algo de misterioso...
- No te preocupes que eso pasará... - le respondo de una manera muy irónica – Te aconsejaría a no conocerme así tan profundamente... es que tienes el riesgo de asustarte conmigo, no soy normal...
- Asustarme? - se rió – Qué? Ocultas que eres una bruja o algo así?
- No, pero la gente que me conoce dice que no soy normal, que tengo gustos extraños y reacciones nada normales para una mujer...
- Entonces ya lo sé... tu naciste en otro mundo y nadie lo sabe! - Pablo haciéndose de payaso... interesante. Me reí locamente con lo que me ha dicho, imaginación es algo que no le falta, veo que sí.
- Sí, yo nací en la Luna, es que en la Tierra no tenía un hospital disponible para que mi madre pudiese hacer el parto en el día que nací! - ups, mi lado más “payaso” acabó de revelarse por encima de mi personalidad fría. Me sentí bien jugando y diciendo tonterías sobre mí. Me gusta jugar conmigo misma, decir tonterías tras tonterías sin que nadie se aburra.
- No me lo digas... tenía que ser justamente tu madre a trasladarse para la luna para que tu nacieses! - él no para de reírse y continua con esto juego tan tonto. Es de las pocas personas que conocí que entra en el espirito y sigue con esta tontería tan mía.
Nuestros pasos acompañan nuestras risas, nuestras tonterías y cosas absurdas que decimos. Cuando la conversación ya estaba en aquel momento que llamo “el minuto non-stop”, o sea, cuando ya estamos disfrutando tanto de esto y no paramos de hablar cosas absurdas y totalmente fuera del normal, ya estábamos entrando en el edificio rumbo a la puerta del apartamento.
- Adiós... - le digo de la manera más fría que sé. Aquel momento pasó, ya pasarán las tonterías, ahora vuelve todo como estaba, por que quiero así, por que es así que tiene que ser.
- Te ha costado mucho? - me pregunta.
- Qué?
- Te ha costado mucho tener una conversación casual?
- Vete a dormir que creo que el sueño ya está hablando por ti...
Me miró seriamente, me sonrió y yo, sin reaccionar, me quedo junto a la puerta, con las llaves en mis manos, esperando que se vaya para entrarme en casa.
- Adiós... nos vemos por ahí?
- Yo te dicho que iba a cerrarme en casa... - le digo.
- Es verdad, me olvidé de eso... - sonrió y empezó a alejarse hasta que empieza a bajar las escaleras.
Abro la puerta, enciendo la luz, con un pie cierro la puerta y mi hermano, que está hospedado en mi casa, sale de la habitación sonriendo:
- Hace poco tiempo que estás por aquí y ya tienes citas, eh?
- Citas? Has soñado o qué?
- Yo estuve escuchando a la puerta... estabas con un chico!
- Eso no quiere decir que he tenido una cita...
- Vale, vale... lo encontraste en la calle y él te acompaño hacía aquí por que el santo de la iglesia he dicho para hacerlo?
- Casi eso, Pedro, casi, casi... lo he encontrado en la calle, sí... pero él me acompañó porque perdí una apuesta, vale?
Intentó no reírse pero no se contuve. No sé qué hostia de chiste he contado para que se quedase riéndose así.
- Tuviste una cita, punto... Buenas noches, hermanita... - volvió a la habitación.
Algunas de mis ideas estaban equivocadas. Al final, él no es así tan malo como pensaba. Me cuesta decir esto, pero me ha gustado mucho hablar tantas tonterías, tenerlo apoyando, diciendo tonterías también y dejando que aquello se desarrollase. Ya no me recuerdo de la última vez que he hecho algo parecido. En mi mente se quedó una paz maravillosa, una sensación de que “Ainhoa, la chica fría” solo resuelta en soledad, en una vida monótona, sin aventuras. A poco y poco dejo esa personalidad que me servía como escudo y solo me he dado cuenta ahora.
Gracias Málaga, que en poco tiempo ya has provocado muchos cambios a mi vida. Buenos cambios, te lo digo, ciudad encantadora!


viernes, 27 de junio de 2014

10. Dos apuestas, dos victorias

Narra Pablo
Sábado por la noche. Mis amigos me invitarán a tomar unas cervecitas en la calle y decidí aceptar, a pesar de saber los riesgos que corro. A cualquier momento alguien me puede reconocer y por supuesto que medio mundo se queda sabiendo de que estuve en la calle tomando unas cervezas con mis amigos. No me pasa nada, yo también tengo derecho a salir con mis amigos, de disfrutar de las buenas conversaciones que tenemos porque soy un chico normal.
Nos encontramos en un bar en el centro de Málaga, el mismo grupo de siempre hace los tiempos de colegio. Son amistades que duran hace años y seguro que seguirán por toda la vida.
- Qué tal, Rompe Corazones? - esto es mi apodo. Desde que empecé mi carrera musical, así me llaman todas las veces que nos encontramos. Esto es resultado de las constantes declaraciones de amor que hacen mis fans públicamente.
- Muy bien... y vosotros?
- Por supuesto que estamos bien... ahora mucho más... mira las chicas que tenemos al rededor de nosotros... - es verdad, el bar tiene muchas chicas, pero no tiene la chica que me gusta, que deseo.
Empieza la primera ronda de cerveza y por supuesto que empiezan las conversaciones típicas de hombres, lo sabéis.
- Os digo, la semana pasada conocí una chica buenísima! Rubia, ojos azules, un pedazo de mujer! - Miguel, el más galán del grupo. Desde que le conozco que esto chico
conquista a cualquier mujer que quiere. Si la considera guapa y interesante, en menos de una hora lo encontramos hablando con ella y en poco más pide su numero de móvil.
- Y cual es la chica que no conquistas, maricón? - le pregunta Carlos.
- A ver, yo conquisto todas... y creo que aquella allí la voy a conquistar ahora... - todos miramos en la misma dirección que él y para mi suerte la encuentro sentada a poco más de un metro de mí, en una mesa con dos chicas.
- Creo que aquella será la primera que no conquistarás... - le digo.
- La conoces? - me pregunta Miguel muy curioso.
- Sí... te lo digo que tiene un corazón frío, frío, frío y no tendrás ni una hipótesis...
- Cuanto apuestas que la conquisto?
- Lo que quieras... si ella te ofrecer su numero de móvil, yo pago todas las rondas de cerveza de esta noche!
- Apostado! Prepara la pasta que esto ya está hecho! - Miguel se levanta y se va hacía Ainhoa.
Quién vaya ganar la apuesta soy yo, por su personalidad, creo que Miguel no tarda y en menos de media hora ya estará acá, con la apuesta perdida.
Todos le miramos. Miguel llega hacía ella con una sonrisa y en pocas palabras Ainhoa haz con que Miguel cambie de cara en segundos. Ya está, más cinco o diez minutos y él volverá. Ella se levanta, le dice algo frente a frente, se sienta y luego él vuelve a la mesa.
- Aquella chica debe ser de otro planeta... - dice él cuando llegó a la mesa. Me reí, ya sabía perfectamente que de Ainhoa no llevaría nada.
- Qué tal? - pregunto.
- Sabes lo que me ha dicho cuando se levantó?
- Cosa buena no fue, por cierto... - dice Carlos.
- Ella, con todas las letras me dice: o sales de aquí ahora o terminarás la noche en el hospital con algo roto!
- Gané la apuesta, yo la lo sabía que no tendrías nada... - le dice – Yo la conocí hace unos días y en los primeros quince minutos de conversación me dejó claro que no tendría nada de ella, nada, nada, nada...
- Creo que el apodo de galán ya no es muy adecuado para ti, eh? - todos empiezan a bromar con Miguel. Por la primera vez veo a él volviendo sin nada, no sabiendo su móvil ni sabiendo siquiera su nombre.
Sin embargo la conversación cambia de tema y todo sigue tranquilo, pero yo en un constante temblar del corazón para irme hacía ella, que de una vez le diga lo que siento. Hablo tranquilamente con todos, pero de medio en medio minuto la miro y la veo muy tranquila, riéndose y hablando muchísimo con las chicas. No me parece aquella Ainhoa fría que conocí. Me parece otra chica totalmente distinta, una chica que es muy maja, que le gusta hablar, reírse y de pasar buenos ratos rodeada de gente.
Así pasé las más de tres horas en que estuve con mis amigos, de medio en medio minuto y por veces de diez en diez segundos, mirándola, contemplando su sonrisa tan natural, tan llena de luz.
Ya pasaban de las tres y media de la madrugada cuando los primeros chicos se van a casa y a poco y poco todos hacen lo mismo.
Espero que Ainhoa salga, algo que no tardó mucho en sucederse. Ella se despide de las chicas y sale del bar.
- Ainhoa! Qué bueno es verte por aquí....
- Madre mía, ahora esto vaya ser así? - me pregunta.
- Así, cómo?
- Ahora todas las veces que salgo a la calle tendré que ver tu cara?
- Depende... si yo estuviere también en la calle, quizás nos crucemos por ahí más veces...
- Vale, entonces tendré que cerrarme en casa que ya estoy harta de verte! - empezó a caminar y camino junto a ella, mismo sabiendo que no me hace caso. Sin embargo ella para, me mira y yo paro también – Sabes lo que se hace a hombres como tu?
- No...
Nada me respondió, simplemente empezó a caminar de nuevo y yo hizo lo mismo. Así estuvimos, caminando sin nada hablar por unos diez minutos hasta que Ainhoa para, ya muy enfadada y me dice:
- No vas desistir?
- No... - le respondo.
- Quieres saber lo que pienso de ti, de verdad? - por su cara creo que cosa buena no saldrá de su boca, pero por lo menos esta chica es sincera, tan sincera que dice todo lo que piensa. Me gusta, además, su cara de enfadada es algo que me está gustando mucho de ver en ella.
- Sinceridad es algo que no te falta, eh? Dime, dime lo que piensas de mí... venga...
- Para mí eres un chico en que la fama te subió a la cabeza y por ver que miles de chicas te quieren y que harían de todo para estar contigo, te crees que con tus musiquitas, una sonrisa y unas palabras más delicadas hacen con que tengas cualquier chica en tus manos... seguramente eso tiene resultado muy bien, pero conmigo, lo siento... conmigo eso no resuelta... ya conocí muchos chicos como tu y sabes lo que hizo con ellos?
Con la cabeza, hago señal de que no sé y ella continua hablando:
- Yo simplemente ignoro, por que la ignorancia es la peor cosa que les puede suceder y lo mismo haré contigo... tarde o temprano te cansarás, desistes y desapareces...
- Desistir? Desistir es una palabra que no haz parte de mi vocabulario... yo no desisto porque sé perfectamente cuando algo vale la pena o no... pude ver en el bar que no eres esa chica con corazón de piedra que tanto te gusta demonstrar... casi puedo apostar que ya te hicieron daño y ahora vives temiendo vivir el amor de nuevo.... te escapas como un niño cuando tiene que irse al dentista... para qué? Ni todo es malo en esto mundo, por favor!
- Tu apuestas?
- Sí...
- Qué quieres apostar? - le gusta los desafíos, está visto.
- Si me pruebas que no te hicieron daño, yo desaparezco, jamás volverás a ver mi cara...
- Y quién me asegura que jamás volveré a ver tu cara? - me interrumpe.
- Te aseguro yo... si quieres voy así como estoy corriendo hacía el mar mismo estando frio... si no me pruebas, te acompaño hacía tu casa que no me gusta dejar a una chica irse sola por la noche....
Ella me mira muy seria. Qué esperar? Esta chica es imprevisible, todo puedo sucederse. No me contesta por minutos, baja la cabeza y sin embargo ella me dice:
- Enhorabuena... parece que tengo que aguantarte hasta llegar a casa...
Una vez más gano una apuesta. Hoy es mi día de suerte, creo. No esperaba que ella reaccionara así, tan tranquila, sin “atacarme” con sus palabras. Se queda callada, cabizbaja, ocultando su cara para que no vea cómo está.

9. Una sorpresa

Narra Ainhoa
El lloro y el sentimiento de derrota se apoderan de mi. Esto miedo está cambiando mi vida para peor, ya no soy capaz de hablar de mi sin llorar, no aguanto tener una conversación casual con alguien. A poco y poco mi vida está quedándose en un caos, llegaré a punto de dejar de controlarla.
Cómo tuve yo el coraje de cambiarme tanto? Cómo una cachetada fue cambiar mi manera de ser? Cómo eso me hizo tornarme en alguien que no soy de verdad?
Mi hermano Pedro me llama:
- Hola, hola! - desde pequeña que Pedro me saluda así.
- Hola Pedrito! Cómo estás?
- Bien, muy bien... oye, quiero que sepas que estoy llegando a Málaga y por supuesto que quiero verte, eh?
- En serio?
- Sí, creo que en menos de una hora llegaré a la estación... no me digas que estás trabajando?
- Tienes suerte que hoy tuve el día libre... a ver, entonces te espero! - hace cuanto tiempo que no veo a mi hermano. Somos muy cercos, los mejores amigos desde siempre. Pedro me conoce perfectamente, él sabe cuanto oculto algo, cuando estoy triste, cuando necesito de un abrazo. Será muy bueno estar con él, necesito contarle lo que me pasa y seguro que él tendrá el mejor consejo para darme.
Me fui a duchar, hay que quitarse todo el sudor de la corrida y relajarme. Visto algo sencillo, seco el pelo y sin embargo ya suena el timbre. Me fui a abrir la puerta y veo la sonrisa de Pedro.
- Venga, dame un abrazo... - nos abrazamos y creo que él ya sabe cómo estoy – Qué te pasa? Veo que no estás bien...
- Madre mía, llegaste ahora y ya empiezas así? Entra...
Nos sentamos en el sofá. Mi hermano sigue igual, pelo marrón muy corto, barba siempre cortada y sigue usando el mismo perfume desde adolescente.
- Y cómo está mi Ainhoa?
- Tu Ainhoa ya estuve mejor, pero...
- Es el corazón, no?
- Tal vez... estoy en un dilema, en una mezcla de sensaciones que ya no sé que hacer...
- Puedo decirte una cosa?
- Por supuesto, sabes que puedes decirme todo...
- Has cambiado desde la última vez que te vi y creo que eso cambio fue hace poco tiempo...
- En serio?
- Sí... yo creo que estás sintiendo algo por alguien y no te estás dando cuenta...
- No sé... lo que pasa es que de un rato para otro empiezo a dar atención a un nombre de una persona, a lo que hace y... empiezo a temblar, a pensar en ella y...
- … y te has enamorado... - me interrumpe – Pensabas que esa persona era de una manera, pero tuviste un contacto más cerco y tu opinión cambió sin pedirte permiso...
- Qué confusión, por dios!
- No es confusión ninguna! Solo tienes que dejarte llevar sin miedo... olvida todo lo que te ha pasado y dejate llevar, simplemente...
- Sí, sí, hablar es fácil...
- Tu puedes hacerlo, yo lo sé... se puede saber quién es el chico?
- No quiero decir...
Hoy tuve dos sorpresas: la visita de mi hermano y su consejo: dejarme llevar. Nunca me ha dicho esto antes. Siempre me decía para ir despacio y para tener cuidado. Debo seguir el consejo de Pedro o no?

jueves, 26 de junio de 2014

8. Lado a lado

Narra Pablo
Segunda mañana en que me despierto pensando en ella. Segundo día en que mis pensamientos son de ella y de nadie más. Me visto y mientras lo hago, escucho mi padre hablando por el teléfono desde el móvil:
- Qué pasa con Ainhoa? - unos segundos sin hablar, escuchando lo que decían – No pasa nada, todos tenemos nuestros problemas... claro, hoy no necesita de aparecer en el escritorio, dile que tiene el día libre, que relaje...
Algo está pasando con ella y para mi padre darle el día libre, cosa buena no es por cierto. Decido irme al apartamento, no soporto pasar un día más sin verla y ahora que sé que algo está pasando, tengo que verla.
Me fui hacía el apartamento, el timbre suena muchas veces, pero la puerta no se abre. No estaba en casa y ahora? No tengo su numero de móvil y no tengo ni idea dónde se fue. Tal vez esté en la playa, pero con tantos kilómetros de playa, cómo la encuentro?
Camino junto a playa cerca del apartamento y nada. Pierdo la esperanza, camino ya con la idea de que si no la encuentro en el apartamento no la encontraré en más ningún lugar.
Una mujer pasa por mi corriendo, con equipamiento deportivo. Conocía aquel pelo marrón de algún lado, era Ainhoa. Ainhoa acabara de pasar por mí sin darse cuenta. Empiezo a perseguirla, corro manteniendo alguna distancia.
Después de correr unos quince metros, Ainhoa para, se va hacía el muro que separa la arena de la calle y se sienta. Pone sus manos en su cara, pareciendo que estaba llorando.
Paro, camino hacía ella, me siento a su lado y no hablo nada. Ella hizo lo mismo y así estuvimos unos dos minutos, en un silencio que tenía ganas de hablar.
- Te gusta jugar de espía, eh? - pregunta ella sin quitar la mirada del mar.
- Cuando vale la pena, sí, me gusta...
- Muy bien... como supiste que estaba por aquí corriendo? - ella habla para mí y no me mira. Increíble. Lo mismo no hago yo, que la miro sin parar.
- Te encontré por casualidad...
Ella se rió:
- Qué buscas? Supe que hace una hora estuviste a la puerta de mi casa...
- No voy a desistir mientras no te conozca...
- Quieres conocerme? Ya sabes mi nombre, ya hablamos anteayer...
- No es suficiente...
- Podemos hacer un trato si quieres... - me propone.
- Dime...
- Yo me presento ahora mismo y tu dejas de perseguirme, qué te parece?
- Tengo un trato mejor... tu te presentas, yo me presento y tomamos un café...
- No necesitas de presentarte, pero cuanto al café, soy capaz de aceptar, pero... - por fin me miró - … te lo diré si acepto o no después de presentarme...
- Hecho... es para cumplir, eh?
- Vale... a ver... - respira profundamente y mira de nuevo el mar - … me llamo Ainhoa Martínez Sierra, nací a veinte y cinco de mayo de 1989 en León. Mi padre es general en el ejército, mi madre era enfermera pero ya está jubilada. Así como tu, soy la más pequeña de tres hermanos. Mi hermano mayor se llama Mario, tiene más seis años que yo y es fisioterapeuta. Mi otro hermano tiene más tres años, se llama Pedro y es ingeniero químico...
Yo nada digo. Solamente escucho lo que tiene para decirme.
- Yo actualmente soy gestora de patrimonio, estudié Política, Historia y Filosofía en Ginebra. Hablo siete idiomas...
- Siete idiomas? - me sorprendí.
- Sí... hablo castellano, catalán por que viví en Barcelona casi dos años, latín, francés, italiano, alemán y inglés... siempre estudié en colegios privados, en los mejores de España y bueno... - paró por un rato – Me gusta correr, hacer deporte, tengo miedo de piscinas, no sé nadar... - una lagrima cae un su cara.
- Qué pasa? - pregunto.
Nada me respondió. Bajó la cabeza y puso sus manos en la cara.
- Lo siento... - dice.
- Qué ha pasado?
- Nada... no aguanto estar aquí... - se levanta y se va, sin ninguna justificación. Fue por algo que he dicho o que hizo? O entonces qué pasa con ella? Qué pasa con esta chica que cuanto más la conozco, más la quiero?
La persigo de nuevo por las calles, siempre manteniendo mi mirada en ella para que no la pierda. Pero cuando atravesó para el otro lado en una calle, la perdí, dejé de verla.
- Mierda! - me enfado. Golpeo una pared con la rabia, la perdí de nuevo. Estuve casi a punto de decirle lo que sentía, pero justo en eso momento ella decidió alejarse. Parece que adivina cuando voy a decir lo que siento.

miércoles, 25 de junio de 2014

7. Mariposas en el estomago

Narra Ainhoa
Estoy hecha una vieja, pasé el día corriendo de un lado para el otro, por entre escritorios, papeles, ordenadores y otras cosas más.
Llego a casa y la primera cosa que hago es acostarme en el sofá. Enciendo la tele para quitar el silencio y para no sentirme tan sola. No le doy atención, simplemente miro el techo y no pienso en absolutamente nada.
- Pablo Alborán sigue en el top de ventas de España y de Portugal... - por la primera vez en mi vida, hago caso a un reportaje sobre él. No sé el por qué, pero luego que escuché su nombre, miro la tele y aumento el sonido.
No sé que hostia ha pasado, empecé sentir un calor, a temblar, la respiración cortándose y mi corazón más acelerado que nunca.
Apago la tele y empiezo a hablar sola, algo que hago muchas veces:
- Qué coño te pasa, chica? Si a mi nunca me ha gustado esto chico, qué cojones ahora te dejas llevar por un reportaje? Vete, vamos a hacer algo más útil que él no te da nada de bueno!
Voy a ser sincera, solo conozco dos canciones suyas, “Solamente tu” y “Tanto” y os juro que para mí son de las canciones más ridículas que suenan en las radios! Esto chico solo sabe cantar el amor, las desilusiones, parece que no ha hecho nada más en su vida que amar y hacerse daño. Simplemente no me gusta escucharlo, me da un asco cuando lo veo ocupando capas de periódicos diciendo siempre lo mismo: “Pablo y su sencillez”, “Pablo es top de ventas”, por favor! Será que los periodistas no tienen nada más que hablar? Parece que no existen más cantantes en España!
Me meo de risa cuando dicen que él es un cantante sin igual. En serio? Un chico que pasa más de tres minutos cantando “tu, tu, tu” es un bueno cantante? O entonces que pasa cuatro minutos repitiendo la palabra “tanto” miles de veces? Para mí, el mundo de la música se quedó ridículo, tan ridículo que basta tener una buena imagen para tener fama, para alcanzar los topes.
Lejos se van los tiempos en que los topes eran alcanzados por voces increíbles, por canciones que te erizaban la piel, por cantantes con ideas innovadoras, que eran ejemplos a seguir.
Suena el timbre, abro la puerta:
- Estuviste haciendo compritas? - Marisol estaba con un montón de bolsas de tiendas de ropa, calzado y otras cosas más.
- Sí y por fin he comprado el CD!
- Qué CD?
Ella quita el disco de una bolsa y leo “Tanto”, el disco de Pablo:
- Por fin lo tengo, Ainhoa! Dónde tienes el radio para escucharlo?
- Por favor, Marisol! No me tortures!
- Por favor digo yo! No hay mujer ninguna que no se enamore de sus canciones y de su voz...
- A mi no me gusta... - le digo.
- Por que eres una tonta... vives creyéndote que el amor es una mierda!
- Y no es verdad? Termina siempre mal!
- Mirame, Ainhoa... - ella viene hacía mí con una cara de enfadada – Querrás acabar tu vida sola? Llegar a los 70, 80 años, mirar tu pasado y ver que nunca has sentido el amor verdadero? Es eso que quieres? Puedes decir que eres feliz... pero te falta el amor y eso es todo! Puedo apostar que seguramente sientes algo diferente por alguien y no quieres seguir adelante por eso puto miedo que tienes! Por esa mierda de orgullo que tienes de querer ser una mujer fría!
Bajo la cabeza y no le respondo. Respiro profundamente y una lagrima cae. Ella tiene razón, me han hecho daño una vez y luego que quedé con miedo, como si fuera una niña pequeña.
- Tienes razón, yo tengo miedo de enamorarme de nuevo y qué? - digo.
- Y qué? Pido a Dios que te aparezca alguien que te cambie, que te vuelva loca, que te ponga con el corazón latiendo fuertemente, que te haga temblar, que te ponga sintiendo mariposas en tu estomago! Lo sé que por detrás de eso corazón frío, está un otro corazón que es aquello que es tuyo de verdad... dispuesto a dar cariño, a decir te quiero miles de veces, lleno de fuerza para gritar el nombre de alguien... eso corazón frío es un auténtico disfraz, lo sé perfectamente...
- Un disfraz?
- Sí, un disfraz... cuando te apetece eres una chica cariñosa, alegre, que te gusta conocer nuevas personas, que le da un placer tremendo vivir nuevas aventuras, vivir cada segundo como si fuera el último... cuando no te apetece eres así, fría, no das ni una oportunidad de tener una conversación con principio y fin... conoces un hombre y en menos de diez minutos le dices indirectamente que de ti no llevará nada, ni una amistad, ni nada!
Hoy todo se sucede: por la primera vez doy atención a una reportaje, por la primera vez veo a Marisol enfadada y diciéndome la realidad. Me cuesta mucho escuchar, pero, al final, Marisol solo está diciendo aquello que soy, una chica que por el miedo, deja de ser quién es en la verdad, que se pone con un escudo en su frente y que no deja entrar nada de nuevo en su vida. Yo no era así, mi genética no es ser fría.
El clima de tensión entre yo y Marisol termina cuando el CD empieza a sonar en el radio. Sentadas en el sofá, escuchamos las canciones. Hoy es día de cambios, lo digo: escucho a Pablo y no me da asco. Siento mariposas en mi estomago, cierro los ojos y su imagen viene a mi cabeza. Él, Pablo Alborán, poniendo sus cosas en una caja, de camiseta blanca, vaqueros y zapatillas azules. Recuerdo el momento en que él tomó mi guitarra y me ha dicho que ya era antigua. Mis ojos tienen ganas de libertar lagrimas, pero no dejo que se suceda. 

6. Deseando otros labios

Narra Pablo
Almuerzo con Alicia, pero pienso constantemente en Ainhoa. Daba todo para que volver a verla, escuchar su voz de nuevo, mirarla a los ojos y decirle que no la olvido, que algo me atrae para ella, como fuese un imán.
Alicia me besa pero besala o besar a un muñeco de plástico es la misma cosa para mí. No siento nada, deseo otros labios, sentir otro aroma, ver otra mirada y acariciar otra cara.
- Qué te pasa, por dios? - preguntame Alicia.
- No me pasa nada...
- No, no... algo te pasa...
- No me pasa nada!
- Por qué estás mintiendo, Pablo? Estás muy raro, pareces que ya no me deseas...
Es verdad, yo deseo a Ainhoa”, pienso. No sé que responder, quizás debería decirle la verdad, que ahora vivo pensando en otra chica, pero y después? Seguramente, Alicia iba a descubrir quién era Ainhoa y tal vez pudiera hacerle algo malo y no quiero que le suceda algo malo por mi culpa.
- Alicia, yo creo que... - empiezo a sollozar, respiro profundamente, ganando el coraje para decirle algo - … creo que deberíamos darnos un tiempo...
- Estás diciendo para alejarnos por un tiempo? Existe otra chica que yo no sepa?
- No es eso... solo quiero estar absolutamente seguro de que... - Alicia se enfada y me interrumpe:
- Muy bien, Pablo... te doy todo el tiempo del mundo, jamás volverás a verme... - ella se levanta y se va. Me quedé solo en la mesa, con la compañía del vino. Me siento un poco mal, pero al mismo tiempo me siento libre, un hombre nuevo y sonrío.
Pienso en su mirada, aquella mirada que he visto cuando me giré. Sus ojos marrones, color de café, tienen algo de especial, no los olvido por nada de esto mundo.
Salgo de restaurante, camino hacía la playa que está muy cerca, me siento en la arena y miro al mar. El sonido de las olas me vuelve en un montón de pensamientos, todos ellos centrados en Ainhoa, el nombre que mi corazón grita con toda la fuerza.
Volando en mis pensamientos y pensando en su mirada, un nuevo mundo se ha creado dentro de mi cabeza desde que la vi. Creo que en esta vez me enamoré de una manera muy distinta. Esto no es una pasión pasajera, no es algo que se siente por unas horas o por unos días y después de va. Deseo mucho más que sus besos, ver sus miradas y sentir su olor, deseo conquistarle todos los días, ser el motivo de muchas de sus sonrisas, ser aquel que le llama todas las mañanas dándole un buenos días lleno de cariño.
- Ainhoa... - susurro para mi - … coño, me estás dejando como un loco!
Escribo su nombre en la arena mojada por el agua, una ola pasa por encima y por increíble que parezca, su nombre no se desapareció completamente. Aún se podía ver muy bien que Ainhoa estaba escrito en la arena.
He tomado aquello como una señal, una señal del destino o tal vez de la Naturaleza o de lo que sea. Esto nunca se sucedió antes.
Un nombre, seis letras y algo intenso que se siente en el corazón. Es el nombre que haz mi corazón latir fuertemente, que ocupa mis pensamientos a cada segundo. 

martes, 24 de junio de 2014

5. Palabras

Narra Ainhoa
Veo que entró una carta bajo la puerta. La recojo, la abro y leo en el papel “ES INCREÍBLE PERO CON TU CORAZÓN FRÍO ME CAUTIVASTE. POR CIERTO QUE ME HAS OLVIDADO, PERO YO NO TE OLVIDO. P.” Pablo debe estar pensando que con una carta, cantando una canción o algo así que me conquista? Ni de coña! Ayer le dejé muy claro que no quería nada, pero él insiste. No sé pero si lo encuentro por ahí, seguramente que tendrá que escuchar “pocas y buenas” palabras, o sea, le voy dejar más claro que el agua que no quiero nada, ni siquiera su amistad.
No suporto a la gente como Pablo, que se cree que con media docena de palabras y una sonrisa pueden conquistar todo. Creo que él es muy distinto de su padre: no es caballero como él y no me parece que sea sencillo, como dicen los periódicos. La fama le subió a la cabeza y ahora se cree que puede tener todas las chicas que quiere a sus pies. Eso puede resultar con muchas chicas pero conmigo no, lo siento.
Tiro la carta a la basura, desayuno y me voy a trabajar, que es por eso que estoy en Málaga, no estoy de vacaciones.
El estudio de Salvador es un lugar tranquilo, todo el mundo está tan concentrado en su trabajo que no se han dado cuenta de mi llegada.
Llega una mujer hacía mí con una sonrisa:
- Hola Ainhoa! Yo soy Casilda y estaré aquí para todo lo que necesites.
- Muchas gracias...
- Marisol llegó hace unos diez minutos y ya está en el escritorio que será vuestro mientras estáis por aquí... ven, sígueme...
Maquetas, proyectos a blanco y negro, otros muy coloridos, entre rectas y curvas hechas en papel, llego hacía el escritorio, dónde ya estaba Marisol.
- A ver, tendrán tiempo para organizar el escritorio como quieran... si quieren café o algo así tenéis una máquina que se encuentra en el fin del pasillo...
- Gracias... - dice Marisol.
Nos quedamos solas en el escritorio y mientras estábamos organizando las cosas, estuvimos hablando un poco:
- Qué tal el apartamento, Ainhoa?
- Es un apartamento bueno... tiene el espacio suficiente para mí... y tu? Dejaste a Hugo solo en Madrid...
- No me hables de eso... por lo menos voy a verlo en los fines de semana... - Marisol habló algo más pero mi cabeza recordó el mensaje de la carta que recibí esta mañana.
- Ainhoa, Ainhoa! - grita ella – Qué te pasa, chica?
- Nada, Marisol... perdona, yo no escuché todo lo que me has dicho...
- No me ocultes, se nota que te pasa algo!
- No pasa nada, Marisol! Fueron todos estos cambios en tan poco tiempo...
- Sí, sí, como si yo me creyese en eso!
- Acredita en lo que quieras, Marisol... a mi me da igual... - salgo del escritorio y busco la máquina del café. Solamente la cafeína me puede tranquilizarme en esto momento. No es normal que responda de la manera que hizo con Marisol. Me siento nerviosa, insegura, con ganas de escaparme para un lugar dónde nadie me vea.


lunes, 23 de junio de 2014

4. Yo no te olvido

Narra Pablo
Después de la cena, me cerré en la habitación. No paro de pensar en Ainhoa, es imposible olvidar su mirada, su personalidad fría, que me volvió loco, que me dejó con ganas de conocerla, de tenerla, de cuidarla.
- Te pasa algo, hermanito? - entra Casilda en mi habitación.
- No, yo estoy bien...
- Me pareces que estás muy lejos de aquí. Creo que estás pensando en alguien...
- Sí, yo estoy pensando en alguien...
- Creo que lo mejor es dejarte solo, no?
- Me gusta tu compañía, pero necesito estar solo...
- Muy bien, entonces yo salgo...
Otra vez solo en la habitación y otra vez pensando locamente en ella. Tal vez me enamoré por ella, pero cómo si ella es una chica fría, en que se nota su miedo a un compromiso? Cómo me fui a enamorarme justo ahora que estaba empezando una relación más seria con Alicia?
Suena mi móvil:
- Hola cariño! - Alicia me llamaba y por la primera vez en tantos meses, no tenía ganas de hablar con ella - Cómo estás?
- Bien...
- Te pasa algo, cariño?
- No, yo estoy bien...
- Estás extraño, pareces que estás con tus pensamientos en otra cosa...
- Qué tonta eres! Yo estoy normal...
- Seguro?
- Seguro, guapa...
- Oye, mañana almorzamos juntos?
- Me parece muy bien... te recojo a las tres?
- Sí.. buenas noches guapo...
- Buenas noches... - colgué la llamada y respiro profundamente. Aquel ardor, aquellos latidos fuertes que sentía cuando escuchaba su voz se fueron. Aquella chica me dejó loco, cambió todo lo que sentía. Tengo que verla de nuevo, tener la certeza si es ella o si es Alicia que quiero de verdad.
Me quedo dormido después de preguntar un millón de veces a mi corazón quién quería de verdad. No tuve ninguna respuesta concreta.
Me despierto de una manera muy extraña. Mi cabeza y mi corazón dicen en perfecta sintonía para escribir aquello que siento a Ainhoa. Aún en pijama, recojo un papel, un bolígrafo y escribí: “ES INCREÍBLE, PERO CON TU CORAZÓN FRÍO ME CAUTIVASTE. POR CIERTO QUE ME HAS OLVIDADO, PERO YO NO TE OLVIDO. P.” No escribí mi nombre, solo he puesto el “P”, creo que es lo suficiente para que comprenda.
Me visto, bajo las escaleras y me junto a mi familia, que ya desayuna en el salón.
- Buenos días! - les saludo y todos me saludan mientras me siento junto a mi hermano.
Desayuno con la mayor prisa posible, no descansaré mientras no dejaré la carta bajo la puerta del apartamento.
- Dónde te vas con tanta prisa? - pregunta mi madre.
- Hacer algo que debería estar hecho y no está... adiós! - salgo de casa, entro en el coche y me voy hacía el apartamento.
Llego hacía la puerta y mi corazón casi que explota de tantos latidos. Pongo la carta bajo la puerta y escucho sus pasos. Seguro que ya recogió la carta. Bajo las escaleras, pensando en su reacción. Creo que hizo un figurón con esta carta y que ya se rió de mis palabras, por lo menos le he dicho lo que sentía.




domingo, 22 de junio de 2014

3. Cajas de recuerdos

Narra Ainhoa
No soy fan de Pablo Alborán y tampoco voy a ser ahora que le conocí. Esto chico se cree que por ser famoso y por ser deseado por tantas chicas, que ya puede conquistar cualquiera con sus palabras y sus juegos de preguntas.
Después de tener todas las cajas en el salón, empiezo a poner todo organizado en su sitio ya que mañana voy a empezar a trabajar y seguramente que tendré poco tiempo para hacer esto.
El apartamento es muy bonito. Tiene dos habitaciones, una cocina moderna y un salón con un sofá tal como me gusta. No es el mayor apartamento ni lo más lujoso, es lo ideal para mí.
Lleno el armario de la habitación con toda mi ropa, mis zapatos, bolsos y otras cosas más. Por lo menos no tengo el problema de tener que aprovechar cada rincón del armario, tal como se sucedía en mi apartamento en Madrid.
En la otra habitación preparo una especie de “escritorio”. Lleno el armario que existe con dossieres, montones de papeles. Abrí la caja de los recuerdos y lleno la estantería con casi todo: fotos, algunos muñecos que me han dado y junto a la estantería he puesto la guitarra.
Como Pablo ha dicho, esta guitarra es antigua. Fue mi bisabuelo que la compró y fue pasando de generación en generación hasta que llegó a mis manos. Yo sé tocar guitarra pero no tanto como mi padre, mi abuelo y toda mi familia. Me encantaría saber tocar muy bien, pero, con el poco tiempo que tengo, eso es una tarea imposible. Quizás no aprenderé más ahora que ya no vivo en el clima agitado de Madrid?
Recojo una caja pequeña con fotos. Me siento en la silla y empiezo a ver cada una. Empiezo con las fotos de mi niñez y luego empiezo a llorar. Cómo echo de menos aquellos días pasados en la granja de mi abuelo, tratando de los animales, jugando con mis primos, sin ninguna preocupación! Llegan las fotos de mis tiempos de la universidad y ahí el corazón abre de nuevo la herida que había cerrado cuando vi la foto en que estaba yo y Luis.
Fueron dos años de buenos recuerdos, pero también tuvieron sus malos recuerdos. Jamás olvidaré la cachetada que me ha dado cuando el pregunté si me estaba traicionando. Fue por eso que rompí todo.
Me sentí la peor persona del mundo, pasé muchos días sin salir a la calle, con miedo de que él me persiguiera. Aún vivo un poco con eso miedo, al final, yo vivo sola y no tengo a nadie que me proteja.
Mi familia vive en León, o sea, están lejos de mí y también no tengo muchos amigos en Madrid. Ahora aquí en Málaga solo conozco a Salvador y a Marisol, pero ella a los fines de semana se va para Madrid para estar junto a Hugo, su novio. Me siento un poco indefensa, no sé si mi fuerza será suficiente para enfrentar la calle sola.
Son muchas las fotos que tengo y decidí tirar a la basura algunas de ellas, como por ejemplo, todas aquellas en que Luis está presente. Lloro, pero al mismo tiempo siento una paz interior que hace un montón de tiempo que ya no sentía. Creo que solamente ahora cerré completamente el capitulo “Luis” y empezaré otro nuevo.