Narra
Pablo
Acostados
lado a lado en la arena de la playa, mirábamos la puesta del sol, un
auténtico espectaculo de la Naturaleza. Ya estábamos un poco
cansados. Largas fueron esas horas corriendo por la arena, entre uno
y otro desafio, entre uno y otro beso y unas cuantas declaraciones de
amor teniendo las olas del mar como banda sonora.
Entre
el sonido de las olas rebentando en la arena, yo escuchaba la risa de
Ainhoa. A mí me llenaba el alma y me hacía el hombre más feliz del
mundo. Ella estaba muy feliz y yo no tenía ningún motivo para no
estar también.
-
Qué intenso es esto del amor... - susurraba ella de una forma muy
discreta. Empezó a cantar mirando las estrellas que empezaban a
aparecer en aquel cielo negro, brillando más que nunca.
-
Qué garra tiene el corazón, sí... - suelto yo un verso muy bajito
y luego empezamos los dos:
-
Jamás pensé que sucediera así...
Bendita
toda conexión
Entre
tu alma y voz, sí...
Jamás
creí que me iba a suceder a mí...
Por
fin lo puedo sentir...
Sin
embargo, Ainhoa deja de cantar y yo la miro. Tenía una cara muy
rara, pero lo sentía que estaría a punto de decir algo.
-
Por fin lo puedo sentir? Venga que... esto no tiene sentido...
-
Cómo no tiene sentido? - pregunto.
-
Cómo puedo yo decir “Por fin” si yo siento esto hace mucho
tiempo? Hace mucho tiempo que lo sé que estoy enamorada de tí y...
- me guiña su ojo y yo solo pude reaccionar con tan solo un beso muy
apasionado.
-
Hay un pequeño detalle que todavía no te he dicho... - le susurro.
-
Un detalle? Qué detalle es?
-
Eres la única mujer que me completa...
Ainhoa
nada me respondió. Me miraba en los ojos y tanto le salía una cara
de felicidad como una cara de enfado.
-
Joder... - me contesta - … a veces me enfadas tanto que no lo
imaginas!
-
En serio? - suelto una carcajada hacía sus palabras.
-
Es que me pones sin gracia... yo me quedo sin saber qué responder...
qué respondo yo?
-
Eso es bueno, no?
-
Pues... quizás sea bueno... pero lo sabes perfectamente que no me
gusta quedarme sin respuesta!
-
A mi me encanta esa tu cara cuando no tienes respuesta...
-
Eres tan malo, Pablo... eres ma....
La
interrumpo agarrando su cuerpo con mucha fuerza y cara a cara le
pregunto:
-
Quién es malo?
-
Tú... eres tú, señorito...
-
Ah sí? Pero a tí te gusta un montón, eh? - y comienzo una guerra
de cosquillas sin fin.
-
Yo también no te he dicho que no me gustaba...
-
A ver quién es malo...
La
puso en mis brazos y sin decirle nada la llevo hacía el mar.
Comienzo por caminar muy despacio pero luego comienzo a correr hecho
un loco y ella suelta un grito y una carcajada muy fuerte.
-
Ten piedad de mí y no me tires al agua! Demuestrame que eres bueno,
venga...
-
Que no! Yo soy mu' malo!