Últimos capítulos...

Últimos capítulos...

viernes, 12 de junio de 2015

58. Sin embargo...

Narra Pablo
- Ese tío volvió a aparecer aquí en la entrada… - decía Iván, el portero del edificio.
- ¿Qué habéis hecho?
- No te preocupes… en una cuestión de minutos llegaba la policía… se lo estaban buscando hace algunos días por haber robado tres tiendas en Atocha… se nota que le falta un pedazo muy grande de su cerebro…
- Es un descontrolado… ¿no lo sabes cómo se quedó eso?
- Se fue a la cárcel… ha sido tonto a punto de dejarse filmar por las cameras de las tiendas… se le merece la cárcel…
- Por fin hay paz total…
- Es verdad… al menos no tengo que escuchar cosas venidas de tontos… pues, tengo otro asunto… ahora que llueve un poco, ¿aún no se ha dado cuenta de alguna inundación en su casa?
- No… no he dado cuenta de nada…
- Está teniendo suerte, que el vecino de la frente tiene una de sus habitaciones inundada…
- ¿En serio? A ver si el próximo no soy yo…
Las puertas del ascensor se abrían y aparece a mis dos chicas. La peque sale volando hacía mis brazos y no paraba de hablar:
- Papá, papá, yo te he visto en la tele… y después pasó la canción “Quién”, pero yo he…
- Cariño, ¿por qué estás hablando tan rápido? – le interrumpo.
- Pues… por nada, papá… nos vamos al supermercado, ven con nosotras… - para convencerme, suelta aquella su cara tan mona a la cual yo no puedo resistir y luego le doy un grande beso en una de sus mejillas.
- Vale, yo me voy…
- No, no te vas… - interrumpe Ainhoa con una cara muy seria, respirando muy profundamente y despacio.
- ¿Por qué?
- Se me han rompido aguas ahora mismo…
Sigo mi primer instinto y me voy a buscar el coche. No tenía tiempo ni para respirar, me puso más nervioso que nunca y una cuestión de poco más de un minuto, tenía el coche a la entrada del edificio.
Al llegar al hospital, los médicos se fueron corriendo para tratar del parto, pero algo inesperado estaba pasando. Estaba todo listo para hacer el parto, pero se habían dado cuenta de que era un poco temprano para hacerlo, aunque ella estuviese ya sintiendo más dolor que nunca.
- Tendremos que esperar algún tiempo… - decía el médico - … respire profundamente y relájese…
- Usted me diga cómo se relaja sabiendo que va a nacer su hijo… yo no me lo sé… - contesta ella.
- Tranquila… no es necesario estar nerviosa, todo saldrá muy bien… - empieza a reírse.
- Dios mío, que un ser tan pequeño puede causar tanto dolor... ayyyy…
De hecho, yo no sabía quién estaría más nervioso en aquella habitación: ella o yo. Empezaba a sudar, me quedaba caminando de un lado para el otro de la habitación, pero luego lo paré cuando Ainhoa me dice:
- Pablo, quédate parado que me estás dejando aún más nerviosa…
- Vale, yo paro… ¿pero el niño no sale? Lo veo que será cabezota como su madre…
Entre quejas de dolor, Ainhoa suelta una grande carcajada y me mira:
- Pablo, no digas eso… me has hecho reír…
- Eso es bueno, ¿no? – acaricio su pelo – A ver si te relajas un poco…
- ¿Me voy a relajar sabiendo que tú estás hasta las trancas de tantos nervios?… es imposible…
- ¿Cómo lo sabes?
- Quizás porque te conozco mejor que a mí misma…
Casi dos horas después, entre quejas de dolor y tonterías dichas para relajar, empezaba el parto. Una de las enfermeras pedía la fuerza de Ainhoa y el pequeñito salía muy despacito. La emoción subía cada vez más, yo me quedaba todavía más nervioso viendo todo y los gritos por el esfuerzo de Ainhoa eran muchos.
- Solo falta hacer salir la cabecita… Ainhoa, ahora deposite toda la fuerza que tiene, ¡Vamos!
Ella respira profundamente, agarra mi mano de forma tan fuerte que me hacía doler un poco y suelta un grito tan fuerte que seguro que se hizo escuchar en todo el hospital y las lágrimas de tanto dolor caían en su rosto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario