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martes, 20 de enero de 2015

32. Entrevista muy rara

Narra Ainhoa
Tres semanas envuelta en una intriga. Quizá esté exagerando o tal vez esté tan obsecionada que por fin trato de irme al estudio. Tenía la excusa perfecta y no quería parecer una molestia llegando al estudio cuando por cierto Pablo estaría en una grabación. No, no me lo permitía a mi misma hacer algo así.
Me quedé sola en casa, salgo como todos los días para caminar mis cinco kilómetros junto a la playa y no tenía a nadie. Ni a mi peque, que me acompaña todos los días llena de energía. Yo, ella y por supuesto, Quique, su más reciente amor, el peluche que lo había regalado Elena y Salvador antes de nuestra partida para Los Ángeles. Ella y el osito marrón son los mejores amigos, de tal manera que ya no puede salir de casa sin él.
Busco el móvil, lo recojo y trato de llamar a Pablo. Primera tentativa: apagado. Media hora después intento de nuevo: sigue apagado. Sin embargo encuentro al teléfono del estudio y trato de llamarlo pronto. La respuesta fue tan sencilla como uno “Pablo está sin batería... puede venir, si quiere”.
Primeramente me quedé dudando, sospechando de que algo estaría sucediendo, pero como yo soy la reina de las dudas, luego terminé mi pensamiento tonto. Es cierto que él se ha olvidado de cargarse el móvil, que su cabeza a veces parece estar bien juntito a la luna, se olvida de cosas tan sencillas como esta y se recuerda de las más complejas. Es su esencia, no hay nada qué hacer.
Desde la ventana del taxi miraba las calles de Los Ángeles, la Venice Beach que en muchos días me miraba con mi peque, yo y Pablo haciendo juegos en la arena, pasando muy buenos ratos juntos. Cosas tan sencillas, pero con tanta importancia.
Al llegar al estudio me encuentro con Ina, una chica estupenda, que participa en la elaboración de disco. En la primera vez que nos conocemos nos llevamos genial, en poco tiempo se ha revellado una buena amiga y es un amor. Me ha sorprendido en todo.
- Qué bueno es verte por aquí, Ainhoa! - me saluda muy contenta - Has venido a asistir a la entrevista?
- A la entrevista?
- No lo sabes?
- Pues... solo me han dicho que Pablo estaba aquí y nada más... está con la pequeñita...
- Hombre, seguro que existe un error... a mi no me han dicho nada! Por lo sé, Pablo vaya hacerse una entrevista ahora mismo y no lo supe que la peque estaría con él!
- En cuál nos quedamos, entoces?
- Pues... tratamos de eso ahora... - me dice - ... a la recepción nos vamos y nos quitamos las dudas...
Entramos y pronto confrontamos la recepcionista con toda esta confusión. Tras unos minutos en el ordenador y unas cuantas llamadas, luego nos informa de la situación real:
- Está en estudio principal, haciendo una entrevista... y está la pequeñita...
- Vaya confusión de informaciones! - comenta Ina - … es mejor que nos vayamos, ven conmigo, Ainhoa...
En aquel momento no lo sabía muy bien en cómo todo esto podía terminar. Por cierto que llegaríamos ya con el desarrollo de la entrevista y eso no sería bueno. Pablo puede distrairse al mirarnos y puede nacer una polémica. Justo frente a la puerta paramos y muy discretamente abrimos la puerta.
Con tan solo unos centímetros abierta, podíamos ver desde allá un montón de sillas y un escenario pequeño. Tenía el aire de ser un teatro y seguro que no me equivocaba mucho y después de ver a algunas personas, con aire de técnicos de cameras, sonido y luces, la entrevista iba a empezar en minutos.
- Entra... - fui la primera a entrar y me quedé alli parada. Sin embargo escucho el correr de alguien y cuando me doy cuenta era mi pequeñita, que por entre el pasillo de las sillas me miraba:
- Mamá! Mamá! Vente conmigo, papá está tan bonito para la entrevista!
- Enserio?
- Sí... - agarra mi mano y me dejo llevar por el camino que la niña seguía. Había perdido el rastro de Ina y sin embargo el bullicio empezaba a dar el lugar al silencio. Las luces se apagaban a poco y poco, hasta que nos quedamos en una auténtica obscuridad.
- Mamá, qué es esto? - preguntaba la niña muy asustada, agarrando mi mano con aún más fuerza.
- Tranquila, princesita... la luz volverá en un ratito, ya verás...
Aquella obscuridad era muy rara, tan rara que empezaba a hacerme mis tradicionales preguntas de intriga, comenzaba a desconfiarme de todo esto y me lo parece que esta entrevista es, de hecho, una de las más importantes, sino la más importante de todas. Se notaba el cuidado, los detalles muy bien pensados y quizás la falta de luz sería uno de ellos.

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