Narra
Ainhoa
Tres
semanas envuelta en una intriga. Quizá esté exagerando o tal vez
esté tan obsecionada que por fin trato de irme al estudio. Tenía la
excusa perfecta y no quería parecer una molestia llegando al estudio
cuando por cierto Pablo estaría en una grabación. No, no me lo
permitía a mi misma hacer algo así.
Me
quedé sola en casa, salgo como todos los días para caminar mis
cinco kilómetros junto a la playa y no tenía a nadie. Ni a mi
peque, que me acompaña todos los días llena de energía. Yo, ella y
por supuesto, Quique, su más reciente amor, el peluche que lo había
regalado Elena y Salvador antes de nuestra partida para Los Ángeles.
Ella y el osito marrón son los mejores amigos, de tal manera que ya
no puede salir de casa sin él.
Busco
el móvil, lo recojo y trato de llamar a Pablo. Primera tentativa:
apagado. Media hora después intento de nuevo: sigue apagado. Sin
embargo encuentro al teléfono del estudio y trato de llamarlo
pronto. La respuesta fue tan sencilla como uno “Pablo está sin
batería... puede venir, si quiere”.
Primeramente
me quedé dudando, sospechando de que algo estaría sucediendo, pero
como yo soy la reina de las dudas, luego terminé mi pensamiento
tonto. Es cierto que él se ha olvidado de cargarse el móvil, que su
cabeza a veces parece estar bien juntito a la luna, se olvida de
cosas tan sencillas como esta y se recuerda de las más complejas. Es
su esencia, no hay nada qué hacer.
Desde
la ventana del taxi miraba las calles de Los Ángeles, la Venice
Beach que en muchos días me miraba con mi peque, yo y Pablo haciendo
juegos en la arena, pasando muy buenos ratos juntos. Cosas tan
sencillas, pero con tanta importancia.
Al
llegar al estudio me encuentro con Ina, una chica estupenda, que
participa en la elaboración de disco. En la primera vez que nos
conocemos nos llevamos genial, en poco tiempo se ha revellado una
buena amiga y es un amor. Me ha sorprendido en todo.
-
Qué bueno es verte por aquí, Ainhoa! - me saluda muy contenta - Has
venido a asistir a la entrevista?
-
A la entrevista?
-
No lo sabes?
-
Pues... solo me han dicho que Pablo estaba aquí y nada más... está
con la pequeñita...
-
Hombre, seguro que existe un error... a mi no me han dicho nada! Por
lo sé, Pablo vaya hacerse una entrevista ahora mismo y no lo supe
que la peque estaría con él!
-
En cuál nos quedamos, entoces?
-
Pues... tratamos de eso ahora... - me dice - ... a la recepción nos
vamos y nos quitamos las dudas...
Entramos
y pronto confrontamos la recepcionista con toda esta confusión. Tras
unos minutos en el ordenador y unas cuantas llamadas, luego nos
informa de la situación real:
-
Está en estudio principal, haciendo una entrevista... y está la
pequeñita...
-
Vaya confusión de informaciones! - comenta Ina - … es mejor que
nos vayamos, ven conmigo, Ainhoa...
En
aquel momento no lo sabía muy bien en cómo todo esto podía
terminar. Por cierto que llegaríamos ya con el desarrollo de la
entrevista y eso no sería bueno. Pablo puede distrairse al mirarnos
y puede nacer una polémica. Justo frente a la puerta paramos y muy
discretamente abrimos la puerta.
Con
tan solo unos centímetros abierta, podíamos ver desde allá un
montón de sillas y un escenario pequeño. Tenía el aire de ser un
teatro y seguro que no me equivocaba mucho y después de ver a
algunas personas, con aire de técnicos de cameras, sonido y luces,
la entrevista iba a empezar en minutos.
-
Entra... - fui la primera a entrar y me quedé alli parada. Sin
embargo escucho el correr de alguien y cuando me doy cuenta era mi
pequeñita, que por entre el pasillo de las sillas me miraba:
-
Mamá! Mamá! Vente conmigo, papá está tan bonito para la
entrevista!
-
Enserio?
-
Sí... - agarra mi mano y me dejo llevar por el camino que la niña
seguía. Había perdido el rastro de Ina y sin embargo el bullicio
empezaba a dar el lugar al silencio. Las luces se apagaban a poco y
poco, hasta que nos quedamos en una auténtica obscuridad.
-
Mamá, qué es esto? - preguntaba la niña muy asustada, agarrando mi
mano con aún más fuerza.
-
Tranquila, princesita... la luz volverá en un ratito, ya verás...
Aquella
obscuridad era muy rara, tan rara que empezaba a hacerme mis
tradicionales preguntas de intriga, comenzaba a desconfiarme de todo
esto y me lo parece que esta entrevista es, de hecho, una de las más
importantes, sino la más importante de todas. Se notaba el cuidado,
los detalles muy bien pensados y quizás la falta de luz sería uno
de ellos.
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