Últimos capítulos...

Últimos capítulos...

sábado, 28 de junio de 2014

11. Ideas equivocadas

Narra Ainhoa
Parece que todo el mundo se juntó para hacerme recordar de la herida que ya cerré. Todos dicen lo mismo, que vivo escapándome del amor, que pienso que ahora todos me quieren hacerme daño. Es verdad. Es esto que pienso, por mucho que cueste escuchar, yo pienso así y soy así.
Yo no hablo nada mientras camino y Pablo no lo hace también. No debe querer tocar en el asunto que fue nuestra apuesta. Al final, esto chico no es así tan malo como parece. En vez de acompañarme hacía casa, podría tener apostado darle mi numero de móvil o tal vez un abrazo o un beso, no sé. Simplemente apostó acompañarme a casa y nada más porque “ no me gusta dejar una chica irse sola por la noche”, tal como me ha dicho.
Empieza a instalarse un clima extraño entre nosotros. Cuando menos espero, Pablo empieza a hablar, creo que es la estrategia para quitar esto “clima extraño” que se hace sentir.
- Estás gustando vivir por aquí?
- Sí... aún no conozco muy bien toda la ciudad, pero es muy encantadora...
- Puedo decirte una cosa así muy sincera? - por un rato me asusto con esta pregunta.
- Sí...
- Tienes que prometerme que no llevarás esto por la parte mala, vale? - desconfío. No sé que vaya decirme.
- Vale... yo simplemente escucharé...
- No sé lo que me hiciste, pero no dejo de pensar en ti... hay algo que tienes que me cautiva, que me deja con ganas de conocerte, algo de misterioso...
- No te preocupes que eso pasará... - le respondo de una manera muy irónica – Te aconsejaría a no conocerme así tan profundamente... es que tienes el riesgo de asustarte conmigo, no soy normal...
- Asustarme? - se rió – Qué? Ocultas que eres una bruja o algo así?
- No, pero la gente que me conoce dice que no soy normal, que tengo gustos extraños y reacciones nada normales para una mujer...
- Entonces ya lo sé... tu naciste en otro mundo y nadie lo sabe! - Pablo haciéndose de payaso... interesante. Me reí locamente con lo que me ha dicho, imaginación es algo que no le falta, veo que sí.
- Sí, yo nací en la Luna, es que en la Tierra no tenía un hospital disponible para que mi madre pudiese hacer el parto en el día que nací! - ups, mi lado más “payaso” acabó de revelarse por encima de mi personalidad fría. Me sentí bien jugando y diciendo tonterías sobre mí. Me gusta jugar conmigo misma, decir tonterías tras tonterías sin que nadie se aburra.
- No me lo digas... tenía que ser justamente tu madre a trasladarse para la luna para que tu nacieses! - él no para de reírse y continua con esto juego tan tonto. Es de las pocas personas que conocí que entra en el espirito y sigue con esta tontería tan mía.
Nuestros pasos acompañan nuestras risas, nuestras tonterías y cosas absurdas que decimos. Cuando la conversación ya estaba en aquel momento que llamo “el minuto non-stop”, o sea, cuando ya estamos disfrutando tanto de esto y no paramos de hablar cosas absurdas y totalmente fuera del normal, ya estábamos entrando en el edificio rumbo a la puerta del apartamento.
- Adiós... - le digo de la manera más fría que sé. Aquel momento pasó, ya pasarán las tonterías, ahora vuelve todo como estaba, por que quiero así, por que es así que tiene que ser.
- Te ha costado mucho? - me pregunta.
- Qué?
- Te ha costado mucho tener una conversación casual?
- Vete a dormir que creo que el sueño ya está hablando por ti...
Me miró seriamente, me sonrió y yo, sin reaccionar, me quedo junto a la puerta, con las llaves en mis manos, esperando que se vaya para entrarme en casa.
- Adiós... nos vemos por ahí?
- Yo te dicho que iba a cerrarme en casa... - le digo.
- Es verdad, me olvidé de eso... - sonrió y empezó a alejarse hasta que empieza a bajar las escaleras.
Abro la puerta, enciendo la luz, con un pie cierro la puerta y mi hermano, que está hospedado en mi casa, sale de la habitación sonriendo:
- Hace poco tiempo que estás por aquí y ya tienes citas, eh?
- Citas? Has soñado o qué?
- Yo estuve escuchando a la puerta... estabas con un chico!
- Eso no quiere decir que he tenido una cita...
- Vale, vale... lo encontraste en la calle y él te acompaño hacía aquí por que el santo de la iglesia he dicho para hacerlo?
- Casi eso, Pedro, casi, casi... lo he encontrado en la calle, sí... pero él me acompañó porque perdí una apuesta, vale?
Intentó no reírse pero no se contuve. No sé qué hostia de chiste he contado para que se quedase riéndose así.
- Tuviste una cita, punto... Buenas noches, hermanita... - volvió a la habitación.
Algunas de mis ideas estaban equivocadas. Al final, él no es así tan malo como pensaba. Me cuesta decir esto, pero me ha gustado mucho hablar tantas tonterías, tenerlo apoyando, diciendo tonterías también y dejando que aquello se desarrollase. Ya no me recuerdo de la última vez que he hecho algo parecido. En mi mente se quedó una paz maravillosa, una sensación de que “Ainhoa, la chica fría” solo resuelta en soledad, en una vida monótona, sin aventuras. A poco y poco dejo esa personalidad que me servía como escudo y solo me he dado cuenta ahora.
Gracias Málaga, que en poco tiempo ya has provocado muchos cambios a mi vida. Buenos cambios, te lo digo, ciudad encantadora!


No hay comentarios:

Publicar un comentario