Gracias
a mi padre, el apartamento que tengo en Málaga tendrá una moradora
en los próximos meses. No está nada mal, ahora que son raras las
veces que vengo a mi tierra, me quedo en la casa de mis padres y ya
no necesito del apartamento.
Aún
tenía algunas cosas allá y por eso tuve que irme para las quitar.
Parecían pocas cosas, pero después de ver todo lo que tenía, creo
que pasaré toda la tarde poniendo mis cosas en cajas para
trasladarlas para la casa de mis padres.
Sé
poca cosa de la nueva moradora. Mi padre me ha dicho que es una
gestora de patrimonio que tendrá que estar acá por unos meses para
tratar de su proyecto y poco más.
Entre
fotos y algunos objectos, voy pasando mis horas mientras escucho
música, es una buena manera de no hacer de esto una tarea aburrida.
Sin embargo, fui interrumpido por alguien:
-
Lo siento, no sabía qué aún estaba por aquí... - escucho una voz
que venía de la puerta.
Como
estaba de espalda para la puerta, giro y veo una chica. Tiene pelo y
ojos marrones, una piel bien cuidada y morena, una postura bien
femenina y una mirada que es imposible de no contemplar.
-
No pasa nada... - creo que cuando le giré y le respondí, se quedó
sorprendida. Por cierto que ella no esperaba que fuera yo, Pablo
Alborán, quién estuviese ahí - … ya queda poco para terminar
todo esto por eso si quieres puedes empezar a traer tus cosas...
-
Vale... pues yo... - empezó a sollozar - … me llamo Ainhoa y creo
que ya sabes que soy yo que...
Esta
chica tiene su gracia que es tan especial. La interrumpí:
-
Sí, lo sé... yo soy Pablo...
Ainhoa
empezó a reírse como una tonta.
-
Qué pasa? - le pregunto.
-
Te crees que yo no sabía tu nombre? Por favor, Pablo... apareces en
todas las radios, periódicos, en todo las redes sociales... creo que
hasta un ciego y un sordo saben tu nombre!
-
Bueno... podías no saberlo...
-
Quiero que sepas de una cosa, Pablo... - me dice – Yo sé tu
nombre, sé que eres cantante y que eres el chico ideal para las
chicas, pero yo no soy tu fan, vale? Luego que salgas de aquí,
olvidaré que te he visto...
Bueno,
bueno, bueno, sinceridad es algo que no falta a esta chica. En cinco
minutos que nos conocemos, ya dejó todo muy claro. Además, es muy
lista, en tan solo estos minutos ya he dicho todo esto.
-
Muy bien, yo respecto... - le digo – Puedo hacerte una pregunta?
-
Sí...
-
Eres así con todos los hombres que conoces?
-
Así?
-
Sí... luego les dices que no quieres nada y demuestras que tienes un
corazón de hielo?
-
Y tu? Te crees que por ser quién eres ya tienes el derecho de
preguntar esas cosas cuando conoces a una chica?
Me
quedé sin respuesta. Esta chica no es fácil, si ella tiene novio, o
él tiene una paciencia tremenda o entonces viven peleándose.
Ainhoa
empezó a traer sus cajas para el salón y veo que tiene una
guitarra, que me ha despertado mi curiosidad. Voy a ver cual es la
guitarra que tiene mientras ella se bajó para recoger más cajas.
-
No te han enseñado que no se debe tocar en las cosas que no son
nuestras? - dice ella cuando entró.
-
Tocas guitarra?
-
Qué importa eso?
-
Esta guitarra es muy rara, ya es antigua y ya existen pocas... dónde
la has sacado?
-
Pablo, seguirás con tu interrogatorio? Lo siento, pero yo no tengo
paciencia para eso, vale?
-
Vale... - dejo la guitarra y me voy hacía Ainhoa:
-
Tu no sabes tocarla, eh?
-
Ya has recogido tus cosas?
-
Sí, tengo que llevar dos cajas y ya está... - veo que ella no está
disponible ni siquiera para una conversación educada.
En
quince minutos que estuvimos juntos, casi que puedo apostar que ella
no tiene novio, que sufrió hace poco tiempo y que tiene miedo del
compromiso. No sé, pero algo en ella me despertó la curiosidad y
las ganas de conocerla mejor.
La
verdad es que es una chica muy guapa y no me parece que sea mujer de
muchos lujos, pero la verdad es que su personalidad es un poco rara.
Tal vez sea por eso que hizo despertar la curiosidad.
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