Narra
Pablo
Sábado
por la noche. Mis amigos me invitarán a tomar unas cervecitas en la
calle y decidí aceptar, a pesar de saber los riesgos que corro. A
cualquier momento alguien me puede reconocer y por supuesto que medio
mundo se queda sabiendo de que estuve en la calle tomando unas
cervezas con mis amigos. No me pasa nada, yo también tengo derecho a
salir con mis amigos, de disfrutar de las buenas conversaciones que
tenemos porque soy un chico normal.
Nos
encontramos en un bar en el centro de Málaga, el mismo grupo de
siempre hace los tiempos de colegio. Son amistades que duran hace
años y seguro que seguirán por toda la vida.
-
Qué tal, Rompe Corazones? - esto es mi apodo. Desde que empecé mi
carrera musical, así me llaman todas las veces que nos encontramos.
Esto es resultado de las constantes declaraciones de amor que hacen
mis fans públicamente.
-
Muy bien... y vosotros?
-
Por supuesto que estamos bien... ahora mucho más... mira las chicas
que tenemos al rededor de nosotros... - es verdad, el bar tiene
muchas chicas, pero no tiene la chica que me gusta, que deseo.
Empieza
la primera ronda de cerveza y por supuesto que empiezan las
conversaciones típicas de hombres, lo sabéis.
-
Os digo, la semana pasada conocí una chica buenísima! Rubia, ojos
azules, un pedazo de mujer! - Miguel, el más galán del grupo. Desde
que le conozco que esto chico
conquista
a cualquier mujer que quiere. Si la considera guapa y interesante, en
menos de una hora lo encontramos hablando con ella y en poco más
pide su numero de móvil.
-
Y cual es la chica que no conquistas, maricón? - le pregunta Carlos.
-
A ver, yo conquisto todas... y creo que aquella allí la voy a
conquistar ahora... - todos miramos en la misma dirección que él y
para mi suerte la encuentro sentada a poco más de un metro de mí,
en una mesa con dos chicas.
-
Creo que aquella será la primera que no conquistarás... - le digo.
-
La conoces? - me pregunta Miguel muy curioso.
-
Sí... te lo digo que tiene un corazón frío, frío, frío y no
tendrás ni una hipótesis...
-
Cuanto apuestas que la conquisto?
-
Lo que quieras... si ella te ofrecer su numero de móvil, yo pago
todas las rondas de cerveza de esta noche!
-
Apostado! Prepara la pasta que esto ya está hecho! - Miguel se
levanta y se va hacía Ainhoa.
Quién
vaya ganar la apuesta soy yo, por su personalidad, creo que Miguel no
tarda y en menos de media hora ya estará acá, con la apuesta
perdida.
Todos
le miramos. Miguel llega hacía ella con una sonrisa y en pocas
palabras Ainhoa haz con que Miguel cambie de cara en segundos. Ya
está, más cinco o diez minutos y él volverá. Ella se levanta, le
dice algo frente a frente, se sienta y luego él vuelve a la mesa.
-
Aquella chica debe ser de otro planeta... - dice él cuando llegó a
la mesa. Me reí, ya sabía perfectamente que de Ainhoa no llevaría
nada.
-
Qué tal? - pregunto.
-
Sabes lo que me ha dicho cuando se levantó?
-
Cosa buena no fue, por cierto... - dice Carlos.
-
Ella, con todas las letras me dice: o sales de aquí ahora o
terminarás la noche en el hospital con algo roto!
-
Gané la apuesta, yo la lo sabía que no tendrías nada... - le dice
– Yo la conocí hace unos días y en los primeros quince minutos de
conversación me dejó claro que no tendría nada de ella, nada,
nada, nada...
-
Creo que el apodo de galán ya no es muy adecuado para ti, eh? -
todos empiezan a bromar con Miguel. Por la primera vez veo a él
volviendo sin nada, no sabiendo su móvil ni sabiendo siquiera su
nombre.
Sin
embargo la conversación cambia de tema y todo sigue tranquilo, pero
yo en un constante temblar del corazón para irme hacía ella, que de
una vez le diga lo que siento. Hablo tranquilamente con todos, pero
de medio en medio minuto la miro y la veo muy tranquila, riéndose y
hablando muchísimo con las chicas. No me parece aquella Ainhoa fría
que conocí. Me parece otra chica totalmente distinta, una chica que
es muy maja, que le gusta hablar, reírse y de pasar buenos ratos
rodeada de gente.
Así
pasé las más de tres horas en que estuve con mis amigos, de medio
en medio minuto y por veces de diez en diez segundos, mirándola,
contemplando su sonrisa tan natural, tan llena de luz.
Ya
pasaban de las tres y media de la madrugada cuando los primeros
chicos se van a casa y a poco y poco todos hacen lo mismo.
Espero
que Ainhoa salga, algo que no tardó mucho en sucederse. Ella se
despide de las chicas y sale del bar.
-
Ainhoa! Qué bueno es verte por aquí....
-
Madre mía, ahora esto vaya ser así? - me pregunta.
-
Así, cómo?
-
Ahora todas las veces que salgo a la calle tendré que ver tu cara?
-
Depende... si yo estuviere también en la calle, quizás nos crucemos
por ahí más veces...
-
Vale, entonces tendré que cerrarme en casa que ya estoy harta de
verte! - empezó a caminar y camino junto a ella, mismo sabiendo que
no me hace caso. Sin embargo ella para, me mira y yo paro también –
Sabes lo que se hace a hombres como tu?
-
No...
Nada
me respondió, simplemente empezó a caminar de nuevo y yo hizo lo
mismo. Así estuvimos, caminando sin nada hablar por unos diez
minutos hasta que Ainhoa para, ya muy enfadada y me dice:
-
No vas desistir?
-
No... - le respondo.
-
Quieres saber lo que pienso de ti, de verdad? - por su cara creo que
cosa buena no saldrá de su boca, pero por lo menos esta chica es
sincera, tan sincera que dice todo lo que piensa. Me gusta, además,
su cara de enfadada es algo que me está gustando mucho de ver en
ella.
-
Sinceridad es algo que no te falta, eh? Dime, dime lo que piensas de
mí... venga...
-
Para mí eres un chico en que la fama te subió a la cabeza y por ver
que miles de chicas te quieren y que harían de todo para estar
contigo, te crees que con tus musiquitas, una sonrisa y unas palabras
más delicadas hacen con que tengas cualquier chica en tus manos...
seguramente eso tiene resultado muy bien, pero conmigo, lo siento...
conmigo eso no resuelta... ya conocí muchos chicos como tu y sabes
lo que hizo con ellos?
Con
la cabeza, hago señal de que no sé y ella continua hablando:
-
Yo simplemente ignoro, por que la ignorancia es la peor cosa que les
puede suceder y lo mismo haré contigo... tarde o temprano te
cansarás, desistes y desapareces...
-
Desistir? Desistir es una palabra que no haz parte de mi
vocabulario... yo no desisto porque sé perfectamente cuando algo
vale la pena o no... pude ver en el bar que no eres esa chica con
corazón de piedra que tanto te gusta demonstrar... casi puedo
apostar que ya te hicieron daño y ahora vives temiendo vivir el amor
de nuevo.... te escapas como un niño cuando tiene que irse al
dentista... para qué? Ni todo es malo en esto mundo, por favor!
-
Tu apuestas?
-
Sí...
-
Qué quieres apostar? - le gusta los desafíos, está visto.
-
Si me pruebas que no te hicieron daño, yo desaparezco, jamás
volverás a ver mi cara...
-
Y quién me asegura que jamás volveré a ver tu cara? - me
interrumpe.
-
Te aseguro yo... si quieres voy así como estoy corriendo hacía el
mar mismo estando frio... si no me pruebas, te acompaño hacía tu
casa que no me gusta dejar a una chica irse sola por la noche....
Ella
me mira muy seria. Qué esperar? Esta chica es imprevisible, todo
puedo sucederse. No me contesta por minutos, baja la cabeza y sin
embargo ella me dice:
-
Enhorabuena... parece que tengo que aguantarte hasta llegar a casa...
Una
vez más gano una apuesta. Hoy es mi día de suerte, creo. No
esperaba que ella reaccionara así, tan tranquila, sin “atacarme”
con sus palabras. Se queda callada, cabizbaja, ocultando su cara para
que no vea cómo está.
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