Después
de la cena, me cerré en la habitación. No paro de pensar en Ainhoa,
es imposible olvidar su mirada, su personalidad fría, que me volvió
loco, que me dejó con ganas de conocerla, de tenerla, de cuidarla.
-
Te pasa algo, hermanito? - entra Casilda en mi habitación.
-
No, yo estoy bien...
-
Me pareces que estás muy lejos de aquí. Creo que estás pensando en
alguien...
-
Sí, yo estoy pensando en alguien...
-
Creo que lo mejor es dejarte solo, no?
-
Me gusta tu compañía, pero necesito estar solo...
-
Muy bien, entonces yo salgo...
Otra
vez solo en la habitación y otra vez pensando locamente en ella. Tal
vez me enamoré por ella, pero cómo si ella es una chica fría, en
que se nota su miedo a un compromiso? Cómo me fui a enamorarme justo
ahora que estaba empezando una relación más seria con Alicia?
Suena
mi móvil:
-
Hola cariño! - Alicia me llamaba y por la primera vez en tantos
meses, no tenía ganas de hablar con ella - Cómo estás?
-
Bien...
-
Te pasa algo, cariño?
-
No, yo estoy bien...
-
Estás extraño, pareces que estás con tus pensamientos en otra
cosa...
-
Qué tonta eres! Yo estoy normal...
-
Seguro?
-
Seguro, guapa...
-
Oye, mañana almorzamos juntos?
-
Me parece muy bien... te recojo a las tres?
-
Sí.. buenas noches guapo...
-
Buenas noches... - colgué la llamada y respiro profundamente. Aquel
ardor, aquellos latidos fuertes que sentía cuando escuchaba su voz
se fueron. Aquella chica me dejó loco, cambió todo lo que sentía.
Tengo que verla de nuevo, tener la certeza si es ella o si es Alicia
que quiero de verdad.
Me
quedo dormido después de preguntar un millón de veces a mi corazón
quién quería de verdad. No tuve ninguna respuesta concreta.
Me
despierto de una manera muy extraña. Mi cabeza y mi corazón dicen
en perfecta sintonía para escribir aquello que siento a Ainhoa. Aún
en pijama, recojo un papel, un bolígrafo y escribí: “ES
INCREÍBLE, PERO CON TU CORAZÓN FRÍO ME CAUTIVASTE. POR CIERTO QUE
ME HAS OLVIDADO, PERO YO NO TE OLVIDO. P.” No escribí mi nombre,
solo he puesto el “P”, creo que es lo suficiente para que
comprenda.
Me
visto, bajo las escaleras y me junto a mi familia, que ya desayuna en
el salón.
-
Buenos días! - les saludo y todos me saludan mientras me siento
junto a mi hermano.
Desayuno
con la mayor prisa posible, no descansaré mientras no dejaré la
carta bajo la puerta del apartamento.
-
Dónde te vas con tanta prisa? - pregunta mi madre.
-
Hacer algo que debería estar hecho y no está... adiós! - salgo de
casa, entro en el coche y me voy hacía el apartamento.
Llego
hacía la puerta y mi corazón casi que explota de tantos latidos.
Pongo la carta bajo la puerta y escucho sus pasos. Seguro que ya
recogió la carta. Bajo las escaleras, pensando en su reacción. Creo
que hizo un figurón con esta carta y que ya se rió de mis palabras,
por lo menos le he dicho lo que sentía.
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