Narra
Ainhoa
Estoy
hecha una vieja, pasé el día corriendo de un lado para el otro, por
entre escritorios, papeles, ordenadores y otras cosas más.
Llego
a casa y la primera cosa que hago es acostarme en el sofá. Enciendo
la tele para quitar el silencio y para no sentirme tan sola. No le
doy atención, simplemente miro el techo y no pienso en absolutamente
nada.
-
Pablo Alborán sigue en el top de ventas de España y de Portugal...
- por la primera vez en mi vida, hago caso a un reportaje sobre él.
No sé el por qué, pero luego que escuché su nombre, miro la tele y
aumento el sonido.
No
sé que hostia ha pasado, empecé sentir un calor, a temblar, la
respiración cortándose y mi corazón más acelerado que nunca.
Apago
la tele y empiezo a hablar sola, algo que hago muchas veces:
-
Qué coño te pasa, chica? Si a mi nunca me ha gustado esto chico,
qué cojones ahora te dejas llevar por un reportaje? Vete, vamos a
hacer algo más útil que él no te da nada de bueno!
Voy
a ser sincera, solo conozco dos canciones suyas, “Solamente tu” y
“Tanto” y os juro que para mí son de las canciones más
ridículas que suenan en las radios! Esto chico solo sabe cantar el
amor, las desilusiones, parece que no ha hecho nada más en su vida
que amar y hacerse daño. Simplemente no me gusta escucharlo, me da
un asco cuando lo veo ocupando capas de periódicos diciendo siempre
lo mismo: “Pablo y su sencillez”, “Pablo es top de ventas”,
por favor! Será que los periodistas no tienen nada más que hablar?
Parece que no existen más cantantes en España!
Me
meo de risa cuando dicen que él es un cantante sin igual. En serio?
Un chico que pasa más de tres minutos cantando “tu, tu, tu” es
un bueno cantante? O entonces que pasa cuatro minutos repitiendo la
palabra “tanto” miles de veces? Para mí, el mundo de la música
se quedó ridículo, tan ridículo que basta tener una buena imagen
para tener fama, para alcanzar los topes.
Lejos
se van los tiempos en que los topes eran alcanzados por voces
increíbles, por canciones que te erizaban la piel, por cantantes con
ideas innovadoras, que eran ejemplos a seguir.
Suena
el timbre, abro la puerta:
-
Estuviste haciendo compritas? - Marisol estaba con un montón de
bolsas de tiendas de ropa, calzado y otras cosas más.
-
Sí y por fin he comprado el CD!
-
Qué CD?
Ella
quita el disco de una bolsa y leo “Tanto”, el disco de Pablo:
-
Por fin lo tengo, Ainhoa! Dónde tienes el radio para escucharlo?
-
Por favor, Marisol! No me tortures!
-
Por favor digo yo! No hay mujer ninguna que no se enamore de sus
canciones y de su voz...
-
A mi no me gusta... - le digo.
-
Por que eres una tonta... vives creyéndote que el amor es una
mierda!
-
Y no es verdad? Termina siempre mal!
-
Mirame, Ainhoa... - ella viene hacía mí con una cara de enfadada –
Querrás acabar tu vida sola? Llegar a los 70, 80 años, mirar tu
pasado y ver que nunca has sentido el amor verdadero? Es eso que
quieres? Puedes decir que eres feliz... pero te falta el amor y eso
es todo! Puedo apostar que seguramente sientes algo diferente por
alguien y no quieres seguir adelante por eso puto miedo que tienes!
Por esa mierda de orgullo que tienes de querer ser una mujer fría!
Bajo
la cabeza y no le respondo. Respiro profundamente y una lagrima cae.
Ella tiene razón, me han hecho daño una vez y luego que quedé con
miedo, como si fuera una niña pequeña.
-
Tienes razón, yo tengo miedo de enamorarme de nuevo y qué? - digo.
-
Y qué? Pido a Dios que te aparezca alguien que te cambie, que te
vuelva loca, que te ponga con el corazón latiendo fuertemente, que
te haga temblar, que te ponga sintiendo mariposas en tu estomago! Lo
sé que por detrás de eso corazón frío, está un otro corazón que
es aquello que es tuyo de verdad... dispuesto a dar cariño, a decir
te quiero miles de veces, lleno de fuerza para gritar el nombre de
alguien... eso corazón frío es un auténtico disfraz, lo sé
perfectamente...
-
Un disfraz?
-
Sí, un disfraz... cuando te apetece eres una chica cariñosa,
alegre, que te gusta conocer nuevas personas, que le da un placer
tremendo vivir nuevas aventuras, vivir cada segundo como si fuera el
último... cuando no te apetece eres así, fría, no das ni una
oportunidad de tener una conversación con principio y fin... conoces
un hombre y en menos de diez minutos le dices indirectamente que de
ti no llevará nada, ni una amistad, ni nada!
Hoy
todo se sucede: por la primera vez doy atención a una reportaje, por
la primera vez veo a Marisol enfadada y diciéndome la realidad. Me
cuesta mucho escuchar, pero, al final, Marisol solo está diciendo
aquello que soy, una chica que por el miedo, deja de ser quién es en
la verdad, que se pone con un escudo en su frente y que no deja
entrar nada de nuevo en su vida. Yo no era así, mi genética no es
ser fría.
El
clima de tensión entre yo y Marisol termina cuando el CD empieza a
sonar en el radio. Sentadas en el sofá, escuchamos las canciones.
Hoy es día de cambios, lo digo: escucho a Pablo y no me da asco.
Siento mariposas en mi estomago, cierro los ojos y su imagen viene a
mi cabeza. Él, Pablo Alborán, poniendo sus cosas en una caja, de
camiseta blanca, vaqueros y zapatillas azules. Recuerdo el momento en
que él tomó mi guitarra y me ha dicho que ya era antigua. Mis ojos
tienen ganas de libertar lagrimas, pero no dejo que se suceda.
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