Últimos capítulos...

Últimos capítulos...

martes, 2 de diciembre de 2014

18. Como en una poesía...

Narra Ainhoa
Qué infinito era el temblor de nuestras miradas, el calor de nuestros abrazos. Me estaba diluyéndome en todas sus caricas, como el azúcar lo hace en el café, como el agua entra por la arena en la playa. Todo aquel coloquio de besos me contenía allí, estremecida en sus labios, en un éxtasis contagiado por otro éxtasis, que por su vez estaba contagiado por la magía del amor.
Eran dos violines tocando la balada más romántica de todas, era el cielo espejando un nacer del sol que jamás terminaba. Eran azules las horas a las cuales me tendía a su lado, mirando la buena suerte que tengo, la felicidad resumida a un ser humano, el verdado comienzo del sentido a la vida en tan solo un nombre que al escucharlo tiemblas, te enamoras y solo no pones el corazón en el exterior de tu cuerpo por tanto explotar por que lo necesitas para vivir.
Mi cuerpo era la víctima de sus dedos delicados, que hacen música con o sin instrumentos musicales. Su piel, la misma que huele de manera tan especial, era mi aliento en toda aquella noche de sexo, calor y delirio.
Los rincones más imprevisibles de mi cuerpo eran los buscados por su boca y yo, delirada, con la cabeza perdida en la luna, sentía el paraíso real, la prueba de que el paraíso es aquí, en la tierra dónde pisamos todos los días.
Sus esencias eran bebidas por mí hasta calmar toda mi sed de amor con sus temblores y gemidos; mi morada era habitada por él, solamente él mismo, que sentía el placer al explotar medio mundo, la luna entera y parte del sol.
Un solo deseo tenían nuestras almas, un solo universo era ocupado por nuestros cuerpos, fundidos en uno solo, tendidos sobre sábanas que hacían el atestugar de todo nuestro amor llevado a los nívelos extremos y buenos.
Oh qué pura noche eterna... suspiro al pensar en todas aquellas horas, en lo que la suerte había reservado para mí, haciendo sentirme como siempre en la persona más especial de este mundo. Todo tenía su sentido, todo parecía tener razones para estar hecho de aquella manera y no de otra, todo estaba en pura conexión.
Parecía una escena salida de unos cuantos libros que ya leí hace unos tiempos. Aquellas poesías, aquellos poemas de amor que me despertaban la atención, ahora los estaba viviendo en primera mano y pude confirmar todo lo que las palabras quieren contar cuando nuestra boca no tiene los contenidos suficientes para hacerlo.
Me había puesto sentada en la cama mirando a través de la ventana la bonita playa y el hermoso día que hacía en la ciudad. En aquel silencio que tanto quería hablar de felicidad y aún medio dormida y con mi lado más literario en su estado puro, hizo lo que tanto me gusta hacer: citar poesía. Con la voz muy bajita y con los ojos mirando el horizonte del mar yo declaraba el primer poema que había aparecido en mi mente, mientras sentía el olor de Pablo por detras de mí, muy parado, absorviendo aquel poema sin nada decirme:
- “Te contaré deseos en tus labios,
el placer será mi arma para soñar,
recorreré tu alma
y secuestraré tu amor.
No habrá rescate:
sólo la pasión.”
- Yo ya estoy secuestrado hace mucho tiempo... - me susurra, haciendo con que aquel pequeñito “susto” me hiciese estar con piel de gallina.
Yo no lo sé como voy a explicar... es que toda aquella voz me hacía sentir lo mismo que sentía en los millones de veces en que el flamenco me ponía liberta de todo. Existen cosas en la vida que no se explican, solo se siente y seguramente, esta es una de ellas. Solo una voz te liberta y solo un corazón te hace explotar por un sentimiento tan puro que es el del amor...

No hay comentarios:

Publicar un comentario