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viernes, 1 de agosto de 2014

53. Un nuevo capitulo

Narra Pablo
Un nuevo día amanece y yo enciendo la esperanza de que la próxima visita del médico sea para decirme que puedo salir de aquí y que ya estoy bien. Mientras eso no se sucede, termino el desayuno asqueroso que me dieron, algo muy típico en cualquier hospital de esto mundo y Ainhoa llega con su cara de ironía.
- Qué haces así acostado a la camilla?
- Así como?
- Así... pareces que estás en la playa...
- Eso es porque estoy harto de estar aquí...
- Solo he pasado un día y ya estás harto? Joder, después dime que soy yo que no tengo paciencia ninguna!
- No veo la hora del médico llegar y decirme que puedo marcharme de esta cosa...
Aún estaba terminando la frase y el médico entra por aquella puerta. Con el estetoscopio al rededor de su cuello, se acerca de mí y me mira muy serio.
- Pablo, tenemos un problema para resolver...
- Qué problema?
- No es problema ninguno, estaba bromando... - se reí – Bueno, veo que está muy bien... creo que ya no será mala idea dejarlo marcharse de aquí...
- Eso es, necesito de buenas noticias...
- … pero no vaya salir de aquí y hacer lo que quiera... saldrá de aquí y tendrá que hacer un descanso así un poco largo, comprende? Hay que relajarse al máximo, todo el tipo de actividades que lo hagan relajar son permitidas... y se me permite decirle esto... si hacer el amor le relaja, haga las veces que le de la gana!
Un médico más directo que él es imposible! Por lo menos ha dicho todo sin complejos. Yo le miré muy serio cuando me ha dicho que puedo hacer el amor cuantas veces me de la gana así como Ainhoa, que le miró con una cara tan seria que tuve que contenerme para no reírme. Seguro que debe estar pensando que esto médico es un loco!
Por fin salí de aquel hospital y me fui para casa, nunca una llegada a casa fue tan buena como esta porque en esta vez lo sé que a partir de ahora la presencia de Ainhoa será constante, que por fin mi apartamento tendrá en su cotidiano una persona más habitando en él.

Narra Ainhoa
Pongo la llave en la cerradura, hago con que ella gire y la puerta se abre. A partir de hoy, esta será la puerta que todos los días yo voy a salir y entrar, la puerta que hará con que un nuevo capitulo comience.
Ya tengo en mi mente la idea de que el comienzo de todo esto no será fácil, que fundir dos modos de vida un poco distintos en un solo será una tarea muy ardua, pero seguro que con el tiempo aquel esfuerzo que hicimos en el comienzo será compensatorio.
En el salón hay un rincón lleno con todas mis cosas, entre maletas, cajas y más cajas, bolsas y más bolsas, todo para poner en su sitio.
Llevo las maletas para la habitación, abro el armario de Pablo y veo que tengo en mis manos una misión casi imposible. Su armario está llenísimo y ya no hay espacio ninguno para poner algo más.
- Muy bien, Ainhoa... esto es solamente un armario lleno! - hablo sola en la habitación.
Comienzo a ver dónde puedo ahorrar espacio, que son muy pocos y pienso en una estrategia inteligente de hacer con que toda su ropa así como la mía que también es muchísima, esté toda en esto armario.
La solución: dejar el armario completamente vacío y poner todo de nuevo. Aquellos que dicen que solamente las mujeres tienen miles de ropas es porque aún no han visto el armario de Pablo!
Pablo entra en la habitación y haz una cara de asustado:
- Qué confusión es esta?
- Qué confusión? Esta confusión es tu ropa, señorito...
- Cómo vas a poner todo eso ahí juntamente con la tuya?
- Qué bella pregunta... es que yo no lo sé...

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