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martes, 26 de agosto de 2014

79. Yo no lo sabía

Narra Pablo
La puesta del sol siempre ha sido de los fenómenos de la Naturaleza que más apreciaba y aquí, en esta preciosa playa, la puesta del sol tiene su aire californiano, un toque especial. En el horizonte el color naranja parecía con el del fuego llenaba la parte inferior del cielo mientras subía mezclándose en otros colores hasta llegar a un rosa precioso, un espectáculo muy bonito de contemplar.
Del naranja el cielo pasa a estar totalmente negro, con unos puntitos centelleantes blancos, las estrellas, que decoraban el cielo con su manera especial. A mi lado estaba mi estrella, la estrella que vino a centellear mi cielo negro, estrella brillante y fuerte, más hermosa que ella para mi no existe. Ella es mi estrella y lo demás son tonterías. Es mi estrella y punto.
- Es impresionante como un tan sencillo DVD te hizo traerme hacía mi, eh? Tu fuiste inteligente!
- No es un DVD cualquiera, este es especial...
- Especialísimo... todavía no has tenido problemas con la discográfica?
- Ellos no lo saben... solo cuando salir la entrevista es que ellos van a saber de lo que he dicho...
- En serio? Tu sabes perfectamente que la discográfica pronto te llamará y tu te vienes para Los Ángeles?
- Es obvio que sí... los dos primeros días serán de pura tensión y por eso estar aquí es una buena manera de escaparme por un rato a todo eso...
- Solo espero que esa confesión no te traiga problemas...
- No te preocupes... todo se resuelve...
- Por supuesto que sí... al final los hombres son fuertes es para casos así, para resolverlos... - me sonreí.
- Que no... los hombres no son tan fuertes como lo parecen... tu eres más fuerte que yo!
Suelta una carcajada bien fuerte, me mira muy seria y luego me pregunta:
- Más fuerte? Yo soy más fuerte que tu en qué?
- Tu tienes un instinto muchísimo más desarrollado que el mío...
- Es verdad... creo que también es solamente en eso que soy más fuerte...
- No, existen muchas más!
- Cuales?
- Por ejemplo, yo jamás en mi vida podré aguantar tener una vida dentro de mí por nueve meses y tu puedes...
- No... - susurra bajito. Baja la cabeza, la pone entre las piernas y escucho ella soltando un suspiro de los grandes – Hasta en eso no soy más fuerte que tu...
- Cómo no?
- Yo... - solloza - … yo... yo no puedo... jamás en mi vida alguien vaya verme embarazada....
No sabía que responder, ella puso sus manos en la cara y empezó a llorar sin parar. Simplemente la abrazo y el silencio fue el mejor amigo en aquellos largos segundos.
- Sabes... - me dice – No existe peor noticia para una mujer... mismo no teniendo planes de ser madre en el futuro, saber que no puedes quedarte embarazada te duele... y mucho...te duele mucho... - las lagrimas salían sin pedir permiso y caían en su cara tan hermosa.
Casi se sufocaba en aquellas lagrimas, su cara demostraba el más grande dolor que algún ser humano puede sentir y por mucho que la abrazase no le bastaba.
- No llores más, mi vida... - le susurro.
La apreté con toda la fuerza que tenía intentando que aquellas lagrimas desapareciesen, pero nada ha resultado. Estaba sin saber lo que hacer, sin saber cómo reaccionar, lo que decir, por que cualquier palabra dicha por casualidad podría hacerle daño y eso es la última cosa que quiero que se suceda.
- Yo nunca he contado esto a nadie... ni mis padres, ni nadie de mi familia lo saben, mis amigos no lo saben, Marisol tampoco... yo sigo ocultando esto de todo el mundo mismo teniendo que aguantar mi madre diciendo que será una alegría enorme verme embarazada, mi padre diciendo que quiere ver su única niña siendo madre, teniendo a mis hermanos demostrando el deseo de ser padrinos... tu eres la primera persona a quién estoy contando esto...
- Por qué nunca has contado eso a alguien?
- Todo el mundo comienza a lamentarse y eso duele más... por eso yo nunca he contado a nadie por que lo sé que se lamentarán delante de mí... sabes que cuando se descubre algo así es como si estuviesen diciéndote: oye, tu no eres mujer a 100%, te falta la característica especial... la solución es conformarte...
- Que no... no puedes conformarte!
- Cómo no? Te sientes menos mujer que las demás y punto...
Nunca fui adepto de las conformaciones y ahora mismo me estaba indignando a punto de perder la cabeza con su actitud de conformación.
- Ainhoa, mirame...
Ella no me contestó y toda aquella mezcla de sentimientos que sentía por ver que ella estaba sufriendo me hizo poner mis manos en su cuello y hacer con que ella se quedase justo frente a mi cara.
- Ainhoa, escuchame bien lo que voy a decirte...
- Pablo, yo no...
- Escuchame! - la interrumpo gritando.

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