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Narra
Ainhoa
-
Ainhoa, puedes llegar aquí por un rato, por favor? - me pregunta
Elena.
-
Claro...
Nos
fuimos hacía la cocina... este será el lugar dónde tendré todas
las conversaciones con ella? Bueno, eso no importa ahora, llegamos a
la cocina y ella empezó a hablar:
-
Yo creo que tuvimos un malo comienzo y la culpada fui yo... todavía
no te conocía y ya te estaba juzgando... yo pensaba que eras una
chica que estaba con mi hijo por interés, pero al final me
equivoqué...
-
Elena... - le interrumpo - … yo comprendo una parte de su
desconfianza porque al final hay que ver una cosa: Pablo no es un
anónimo como cualquier persona en esto país y todo el mundo lo sabe
que existen personas que se aprovechan de las figuras publicas y
bueno...
-
Yo lo sé, Ainhoa... pero yo debería confiar un poco más porque yo
escuché muchísimas cosas buenas sobre ti venidas de Salvador y yo
debería tomarlas como referencia... yo he visto que me equivoqué
cuando ayer saliste de casa... si tuvieses interés en algo, no
saldrías de la forma que habías salido y seguro que empezabas a
llenar la cabeza de Pablo contra mí y tu no lo hiciste... salir para
evitar discusiones en una casa que al fin y al cabo no te toca
todavía... hay muchísima poca gente que lo hace...
-
Yo ya me he dado cuenta de lo cuanto sois cercos unos de los otros y
simplemente no quiero estropear eso... yo también tengo una familia
muy parecida como la vuestra y no me gustaría nada que viniese
alguien para provocar discusiones tras discusiones...
-
Tu eres una buena chica, no lo dudes... yo fui la tonta en todo
esto...
-
No se lamente, Elena...
-
Bueno, en eso tienes razón, no vale la pena lamentarme si ya asumí
el error... lo que tengo que hacer ahora es pedirte perdón...
-
No es necesario...
-
Que si, que es necesario!
-
En serio, Elena... si yo no la tuviese perdonado, le aseguro que no
estaría ahora mismo hablando con usted...
-
Tu eres tan maja, por Dios... todavía me cuestiono cómo fui a
dudar! Y por favor, tratame por tu y no por usted
-
Vale...- le sonrío.
-
Venga, dame un abrazo...
-
Por supuesto...
Yo
casi lloré con aquello abrazo y no sabía el porqué. No sé, fue un
abrazo muy parecido de aquellos que solamente mi madre los sabe darme
y sentí las mismas cosas que todas las veces que la abrazo.
-
Ainhoa! Ainhoa! - grita Pablo por toda la casa.
-
Estoy en la cocina! - grito.
Él
entra en la cocina lleno de energía, mira a nosotras y sonreí.
-
Qué pasa? - pregunto.
-
Anda conmigo...
-
Dónde nos vamos?
-
Ainhoa, no me hagas tantas cuestiones, anda...
-
Te cuesta mucho decirme dónde nos vamos?
-
Vale... - él vino hacía mi con una cara de broma tan mona que me
derretí por completo.
Me
toma en sus brazos y Elena empezó a reírse.
-
Hijo, qué estás haciendo con ella?
-
Pablo, qué haces? - grito.
-
Vayámonos, cariño, que tengo que mostrarte una cosa...
Y
así me llevó por aquella casa, caminamos un poco, bajamos unas
escaleras, abrí la puerta con mis manos y allí estaba el lugar que
Pablo un día me prometió enseñarme cada rincón de ello: el
estudio de su casa, el lugar de la casa dónde estaba ese tan famoso
sofá blanco que fue protagonista de los primeros videos de Pablo en
YouTube.
-
Te lo prometí y ahora te lo enseñaré... - me susurra.
Parecía
un lugar salido de una película y entrar en ello en su regazo tuve
un sabor aún más especial. No era el estudio más sofisticado ni lo
más organizado del mundo, pero era un estudio que tenía su gracia,
tan amador y tan profesional al mismo tiempo.
-
Qué te parece?
-
Bueno, podrías ser un poco más organizado pero no está mal... -
miro una de las paredes que tenía un cuadro dónde tenían hojas con
canciones escritas. Me fui hacía el cuadro y veo una hoja que me
despertó la curiosidad – Qué es esto?
-
De que hoja estás hablando?
-
La hoja que dice “Para la chica que me dice que me odia y que lo sé
que me quiere tanto como yo la quiero”...
-
Esa no tiene importancia... es sobre la chica que ahora mismo está
hacía mi y que es así un poco loca y que la quiero más que todo,
pero bueno...
No
le dejé terminar la frase, lo callé con un beso intenso y lleno de
emoción, jamás alguien me ha hecho algo así, Pablo me escribió
una canción y yo no lo sabía.
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