Narra
Ainhoa
Si
todo ya estaba malo, después de Pablo gritar conmigo, todo se quedó
horrible! Yo simplemente no le cuento lo que ella me ha dicho porque
es cierto que después Pablo iba a confrontar a su madre y si el
clima de tensión entre nosotras ya era muy grande, con el confronto
de Pablo a ella, se quedaría todavía más grande y podía traer
problemas.
Por
mucho que intente ser fuerte, disfrazar que todo está bien y hacerme
de corazón duro, esto influencia mucho mi estado de humor. Las
emociones comienzan a descontrolarse y cuando Pablo gritó conmigo,
simplemente me fui para la habitación y lloré sin parar. Me dolió,
sentí que todo el cuento de hadas que fue siendo construido hasta
ahora estaba terminando con un fin trágico, tal como se sucede en
Romeo y Julieta de William Shakespeare.
No
es fácil, desearía que todo fuese mejor, por lo que veo y por mis
presentimientos, este confronto no vaya ser algo pasajero y si no es
controlado un poco, puede traer muy malo ambiente para esta casa y
para mi relación con Pablo. Hablando de eso, parece que ese ambiente
ya está quedándose entre nosotros porque nunca he visto a Pablo
gritar de aquella manera conmigo.
Cerrarme
en la habitación fue de las peores escojas que hizo, necesitaba de
escaparme de todo aquel ambiente por un rato y cuando desde allí
escuché a Pablo discutiendo con su madre en el piso de abajo, me
sentí la culpada de todo aquello.
-
Cual es tu problema, mamá? - discutía Pablo con su madre.
No
escuché la respuesta de su madre ni lo que han dicho después, no me
atreví a salir de aquellas cuatro paredes que por momentos
intentaban refugiarme de toda aquella tensión que me puso de pelos
en punta.
No
tardó en él llegar a la habitación y os aseguro que por la primera
vez deseé que él no llegase hacía mí porque más una discusión
tuvimos, peor que la anterior.
-
Pero qué coño está pasando entre nosotras? - me pregunta cabreado
– Ni tu ni mi madre me dicen lo que está pasando!
-
Pablo, el problema está en nosotras, no está en ti! - me levanto de
la cama y levanto la voz también.
-
Me cago en el puto problema! Será que no sois crecidas para resolver
eso?
-
Cómo puedo yo resolver esto si tu madre no me acepta? - y sin querer
le he dado una pista de lo que está pasando.
-
Entonces es eso el problema? Vaya que... - suspira.
-
Y qué, Pablo? El problema más grande soy yo porque si yo no
estuviese aquí, si no me hubiesen conocido, no habías discutido con
tu madre, tus padres no habían discutido, yo no sé lo que tengo
pero todo en esta casa está cambiando!
-
La culpa no es tuya! Tu eres como eres y si tu me haces feliz, mi
madre debería estar contenta por eso y no estar provocando una
confusión así! No es ella que vaya a elegir mi pareja!
-
No vale la pena, Pablo... mientras yo estuviere aquí, tendrás
problemas con ella y no quiero eso para tí!
Mis
pupilas se empaparan, los nervios estaban en el estado más agitado
que podéis imaginar y por eso salgo de aquella habitación
corriendo, ya entre lagrimas y sollozos constantes, con corazón sin
saber lo que hacer, la cabeza explotando con todo esto y yo evitando
problemas.
-
Ainhoa! - grita Pablo corriendo.
-
Déjame! Yo no quiero ser el motivo de tus problemas con tu madre!
-
Ainhoa, no te marches!
Salí
por aquella puerta, dónde su padre y su hermana me mirabán muy
sorprendido, no reaccionaran, nada dijeron y qué bien que
reaccionaran así. Si ellos hablasen algo, podría responder de mala
manera y ellos no lo merecen porque siempre me tratarán de una
manera increíble.
Corría
por la calle, sin destino, llena de problemas pasando por mi cabeza,
con la cara y los ojos empapados de lagrimas, mis piernas no sentían
el dolor de correr con tanta velocidad, no estoy acostumbrada a
correr tanta distancia, pero hoy no existen kilómetros ni metros que
me puedan parar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario