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lunes, 11 de agosto de 2014

64. Renovada

Narra Pablo
Una hora metido en un dilema total: debería o no repetir la copa de Martini? Si lo hiciese era muy probable que entraría en la borrachera total, algo que nunca hizo, entonces decidí simplemente pagar la copa y salir del bar para no caer en la tentación de repetir.
Vuelvo a buscarla en las calles y solo encontré luces y más luces, luces de las calles y la obscuridad de la noche que parecía no tener fin.
El móvil empezó a sonar sin parar, mi hermana me llamaba y yo no contestaba, mi padre fue el siguiente y insistió tanto que terminé contestando:
- Qué pasa, papá?
- Vete a casa que Ainhoa llegó ahora mismo...
- Me voy corriendo...
Y cuando llegué casa la vi sentada en la cocina, destrozada y con señales de que pasó horas llorando, una taza de té estaba justo a su frente, por entre sus manos. Yo entré, cogí una taza de té también y me senté a su lado, ella no me miraba ni yo a ella y las palabras parecían mudas entre nosotros.
- Ainhoa... - le digo bajito - … perdoname por haber gritado contigo...
- Pablo, cambia de conversación, por favor... es que yo no estoy con cabeza para esas cosas...
- Estás bien?
- Si estuviese bien no me había metido entre copas de Gin Tonic y yo lo hizo... - me responde rabiosa con ella mismo.
- Tranquila, eh? - acaricio su espalda – Nada que una buena noche de sueno no resuelva...
- Es lo que voy hacer... me voy a dormir que ya no tengo ni condiciones para charlar porque tengo la cabeza explotando como si fuera una bomba...
La acompañé hacia la habitación, Ainhoa se tumbó sobre la cama y en menos de cinco minutos ya estaba caída en un sueno profundo y intenso, ni tiempo tuve para quitarse la ropa y vestir el pijama. Yo hizo eso por ella, con el mayor cuidado quité su ropa, le vestí el pijama y la cubrí con la sábana.

Narra Ainhoa
Abro los ojos y mi cabeza parecía que iba a explotar justo en eso momento, me dolía tanto la cabeza que poca fuerza tenía para mantener los ojos abiertos. Pablo ya no estaba a mi lado, miré el reloj y ya pasaba del medio día. Solo hoy empecé a sentir verdaderamente los efectos de aquellas cuatro copas de Gin Tonic, una resaca ya un poco intensa, luego yo que nunca he sentido una resaca así.
Me puso bajo el agua frío en la ducha y diez kilos de peso en todo mi cuerpo y mi alma salieron con el escurrir del agua por mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies, me sentía más ligera, más joven, nací de nuevo.
Estaba en unos de aquellos días en que los problemas para mi no son problemas pero sí desafíos que tendré que superarlos si quiero que la vida siga adelante. Era un día en que tal vez podría soltar una carcajada, contar un chiste, compartir cariño o entonces podría ser el opuesto, podría estar más enfadada que nunca, cabrearme con todo el mundo y querer estar sola, solo yo y yo y nadie más.
Visto una ropa sencilla, bajo las escaleras y la primera persona que aparece hacía mí es Elena, que me saludó por la primera vez desde que llegué aquí.
- Buenos días, Ainhoa...
- Buenos días, Elena... - contesto un poco desconfiada. Parece una tontería, pero verla saludándome por la primera vez me pareció algo tan raro que simplemente desconfié.
- Si quieres comer algo, vete a la cocina y sírvete de lo que quieras...
Pablo aparece por detrás de Elena, la miró muy sorprendido y después empezó a hacerme cara de broma para mí, intenté no reírme frente a Elena porque sino parecía que estaba bromando con ella cuando la verdad era que Pablo estaba haciéndose del bobito por detrás de su espalda.
- Vale, gracias... - le sonrío.
Elena se va sin darse cuenta de que su hijo estaba allí como espectador de nuestra conversación corta.
- Pablo, te voy a matar, hombre! - le susurro.
- Porqué?
- Me haces esas caras justo en el momento en que estaba hablando con tu madre... tuve que hacer un sacrificio enorme para no reírme!
- Esto ahora tuve su gracia... me pareció algo raro ver a mi madre teniendo una conversación civilizada contigo... debo preocuparme con esto?
- Preocupate con tus guitarras que yo y tu madre tratamos de eso, vale?
- Y yo ya estaba imaginando vosotras peleándose, tirando los pelos una al otra y todo! - broma conmigo.

- Porqué no transformas toda esa imaginación en canciones, eh? - bromeo yo - Creo que sería muchísimo más útil que estar por ahí imaginando peleas!

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