Narra
Ainhoa
Qué
se hace cuando se tiene un vuelo de 12 horas sin ninguna escala hacía
tu frente? Es muy sencillo: te duermes. Y la verdad es que tanto
Marisol como yo tenemos nuestro lado más “dormilón” y creo que
es la oportunidad perfecta para “soltar” eso lado porque el viaje
es muy largo. En poco tiempo ya estaba viendo a Marisol navegando en
un sueno profundo y yo poco después embarqué en el mío.
Teníamos
todo a nuestro favor para una buena “noche” de sueño (la verdad
es que todavía estábamos en la tarde): vuelo en clase “business”,
la mejor de todas, con derecho a un lugar todavía mejor que el sofá
de mi casa, un auténtico paraíso en cuestiones de conforto y de
espacio para cada persona. Podíamos pedir a las cobijas que
queríamos, almohadas de las buenas y todo el tipo de caprichos que
deseamos, desde champán hasta comida riquísima, pasando por unos
auriculares para escuchar unas musiquitas buenas, más lujo que esto es imposible.
Fue
un alivio completo por lo menos para mí, diez horitas descansado y
cuando me despierto tenía una auxiliar de vuelo trayéndome una
especie de desayuno, llenazo de buena comida, un pecado para las
dietas.
Estando
lado a lado, yo y Marisol casi no hablamos en todo el vuelo. Yo
notaba en ella que estaba despedazada por haber dejado a Hugo en
España, ella no disfrazaba ni un poco de lo que sentía y eso me
hacía estar así también. Al final, a quién le gusta dejar a la
persona que quieres de verdad lejos de tí? Nadie, es cierto.
Las
cosas estaban a punto de mejorar, aterrizamos en el grande aeropuerto
de Los Ángeles y quién fue la primera persona con quién hemos
cruzado? Uno famosísimo actor de Hollywood, considerado de los más
sexys del mundo.
-
Marisol, está viendo lo mismo que yo?
-
Qué estás viendo?
-
Ostia, el mismísimo George Clooney!
-
Me muero!
-
Yo me voy hacía aquel tío, una foto tendré que hacer, por favor! -
me entusiasmé, uno de mis actores favoritos de Hollywood estaba a
dos pasos de mí. Me fui hacía él llena de alegría.
-
Ainhoa, dónde te vas?
Y
muy discretamente me acerco de George, él estaba distraído y luego
traté de llamar a la atención de la forma más discreta posible:
-
Psssss, George... - susurro. Justo en eso momento, él se gira, me
mira y me sonreí.
-
Hey!
-
Hi George! (Hola George!) - no sabía muy bien lo que decir,
le sonreí, esperando que él dijese algo.
-
Well, I think I know what you want... (Bueno, yo creo que sé lo
que quieres...)
-
Yeah... a photo, please? (Sí... una foto, por favor?)
-
Of course... (Claro...)
Marisol
toma mi camera en sus manos y fue la primera foto que hicimos en la
ciudad del Hollywood. Todavía tuve el placer de tener mi cuaderno que
siempre traigo con él con su firma y una pequeña dedicatoria, en un
momento muy gracioso:
-
Where are you from? (Dónde vienes?)
-
Spain... I'm spanish... (España... yo soy española...)
-
Really? So, what are you doing here? Did you come here to se me? (En
serio? Entonces, qué estás haciendo aquí? Has venido para verme?)
- me sonreí.
-
Well, the truth is... I'm where in work, not as a turist... (Bueno,
la verdad es que... yo estoy aquí en trabajo y no como turista...)
-
Good... so, have a great work... give me a hug... (Bien...
entonces, que tengas un buen trabajo... dame un abrazo...) - sí,
sí, mis amigos, abracé aquel señor mucho mayor que yo y que tiene
un encanto que jamás se pierde. En vivo. George es mucho más
simpático de lo que parece en las televisiones, me ha gustado.
-
Nena, cada vez más me gusta a Los Ángeles... - me dice Marisol
cuando ya estábamos entrando en el taxi rumbo al hotel – Has visto
el encanto del tío?
-
Qué tío más majo! Yo sé cual fue le secreto...
-
Cual?
-
Nosotras tenemos un encanto especial, por eso...
-
Somos infalibles... tenemos que encontrar a Tom Cruise, él tiene una
casa aquí!
-
Nena, tranquila... primero tenemos que irnos a la casa del tío ese
que nos ha hecho viajar hasta aquí...
-
Es verdad... será que su casa es una de esas carísimas de
Hollywood?
-
No lo sé... pero lo que ves por la ventana, aquí solo existen
mansiones, por eso... es probable que sea... - digo.
-
Tía, si los chicos estuviesen aquí...
-
… tendríamos fiesta de las grandes, seguro! - le interrumpo.
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