Narra
Pablo
El
calor de Junio se hace sentir en mi tierra, mi Málaga, la tierra que
es mi refugio, la que me vio nacer y crecer. Estaré por aquí por
unos días, es una pequeña pausa en la gira, para poderme
desconectarme un poco de todo, del stress que me vuelve los
conciertos, las entrevistas y las cameras. Voy a la inauguración del
Centro de Cultura de Málaga, el proyecto que tiene orgullo mi padre.
Ya
lo sé que estarán un montón de periodistas, que todo el mundo vaya
saber que estuve en la inauguración, mismo estando de vacaciones
tendré que confrontar los periodistas, las cameras y responder a un
montón de preguntas. Hay algo bueno en todo esto y se llama Ainhoa,
que estará también en la inauguración porque ha participado en el
proyecto. Por fin volveré a verla, en esta vez no dejaré pasar la
oportunidad de estar con ella y ser discreto para que nadie lo sepa
de que nos conocemos. Estoy feliz con eso, con unas ganas tremendas
para que llegue la hora de irme y empezar mi búsqueda por ella entre
cientos de personas.
Elijo
la ropa para la ocasión: camisa blanca, vaqueros y americana azules,
zapatos negros y una corbata.
-
Tan contento, eh? - mi madre me mira en la puerta de la habitación
mientras yo intento poner la corbata, algo que me quita la paciencia.
-
Eso no es bueno?
-
Sí, es bueno... no es costumbre estar así cuando estás poniendo
corbata porque no la puedes ponerla correctamente...
-
Es por eso? Yo no puedo ponerla, madre mía, yo nunca sé poner esta
maldita!
-
A ver... - mi madre me pone la corbata – listo, ya tienes la
corbata puesta! Dime, hijo, qué te pasa para que estés así tan
contento?
-
Yo estoy feliz, mamá, es eso...
-
Es bueno verte así, mi amor...
Narra
Ainhoa
Estuve
dos horas mirando cuatro vestidos que los he puesto en la cama de la
habitación del hotel. No sé cual debo eligir, uno corto o uno
largo. Es un dilema total elegir un vestido, algo muy común en las
mujeres. Elegí un vestido negro, un poco arriba de las rodillas y
unos tacones negros que siempre se quedan perfectos.
Saber
que seguramente encontraré a Pablo en el Centro es algo que me pone
con unos nervios y con una falta de confianza increíbles. Voy a
aparecer con Hugo a mi lado y si él nos ve juntos, qué pensará?
Me
visto, pongo los tacones que tienen el poder de ponerme un poco más
segura. Pongo collar, pendientes y pulsera dorada, un poco más de
confianza. Me quedé segura completamente cuando el pintalabios rojo
da color a mis labios, pura magia de algo tan sencillo.
Dejo
mi pelo al natural, me miro al espejo, respiro profundamente y allá
voy yo, rumbo a la recepción del hotel dónde seguramente Hugo ya
está esperando por mí.
-
Qué guapa qué estás, Leonesa! - me dice sonriendo.
-
Gracias... - madre mía, no sé como voy a aguantar esta hostia por
mucho tiempo!
Entramos
en el taxi que ya nos esperaba en la entrada y allá vamos rumbo al
Centro de Cultura.
El
taxi para, salimos los dos y lo que veo es un montón de periodistas
y de cameras. Esto será algo muy grande y casi que puedo apostar que
él está aquí y es por eso que tiene tantos y tantos periodistas.
-
Esto será algo en grande, eh? Mira tanta gente! - yo deseando que
Hugo no hable para yo no perder el control y hacer algo tonto y él
insiste en hacerlo. Qué nervios!
-
Sí, todos esperaban con muchas ganas esto Centro...
Luego
en la entrada está un montón de camareros, con champán, copas de
variadas bebidas, esto tiene más cara de fiesta de discoteca que
fiesta de inauguración.
-
Ainhoa! - la alegría de Marisol a verme, vestida con un vestido
verde muy hermoso – Pensaba que no venías!
-
Pensabas que iba a perder esta oportunidad de volver a Málaga?
-
Qué bueno es verte... no estás sola en Ginebra, eh? - ella mira a
Hugo y me sonreí.
-
Mari, te presento Hugo, es mi amigo... - ay, qué mi confianza está
resultando! Le he dicho que era mi amigo y no mi novio! A Hugo no le
ha gustado nada, pero sinceramente no me molesto – Hugo esta es
Marisol, mi mejor amiga...
-
Encantada Hugo... oye, Ainhoa, tienes que saludar a Salvador, que ya
me preguntó si estabas por aquí!
-
Por supuesto!
Por
entre aquellos cientos de personas, caminamos hasta que llegamos al
lugar dónde estaba Salvador y todos los que trabajan en su estudio.
-
Has venido! - todos se quedarán muy contentos por verme.
Noto
que Hugo está un poco enfadado, casi no habla conmigo y aún bien
que está así.
-
Pensaban que faltaría? Por supuesto que no!
Todo
se queda perfecto cuando a poco y poco se junta la familia de
Salvador y yo deseando en mi interior que llegue Pablo también. Yo
pensé y en menos de dos minutos lo veo llegar hacía nosotros.
Yo
le miro, él me mira, cruzamos miradas y sonrisas disfrazadas, pero
Pablo no las demuestra mucho.
Narra
Pablo
Me
acerco de mi familia y la veo, está una auténtica diosa con aquel
vestido negro arriba de las rodillas. Sus labios pintados de rojo y
su mirada me matan, está una “femme
fatale”, una auténtica diosa. Para estropear todo, estaba
acompañada, creo que es su pareja. Ella me sonrió de una manera muy
disfrazada, quizás esté contenta por verme, pero yo no le sonrío
mucho porque la veo acompañada cuando lo que deseaba era verla sola,
para poder hablar con ella.
Se
separaron cuando llegó la hora de la inauguración. Ella se pone
junto al grupo del proyecto y él se junta al público que está aquí
para ver la abertura del centro. Me pongo lo más cerco que pude de
ella y lo más lejos de él. La ceremonia comienza y la veo, la
contemplo.
No
pude dejar de mirar sus piernas morenas y las curvas de su cuerpo que
el vestido relucía como una auténtica escultura. Todo en ella está
combinado como si fuera una melodía perfecta, me rendí a sus
encantos.
Aquel
desconocido que acompañaba Ainhoa no para de mirarla, como si fuese
un espía, viendo todo lo hace, acompañando todos los movimientos,
todo, acompaña todo con la mirada.
Tres
horas de ceremonia, entre discursos, presentaciones y yo tenía que
aguantar todo aquello, herviendo por dentro por no poder acercarme de
Ainhoa, por no demonstrar claramente que la estaba mirando todo el
tiempo para que los periodistas no se den cuenta.
Todo
el mundo bate palmas, es señal de que esto ya está terminando. La
gente empieza a dispersarse y comienzo una búsqueda sin fin por
entre la gente. Soy interrumpido muchas veces por personas que
quieren una firma y una foto, las atiendo con la mayor atención y
luego vuelvo a buscarla.
La
veo cerca del bar y el hombre que la acompaña se dirige a los
cuartos de baño. Es mi oportunidad para hablar con ella.
Me
pongo a su lado en la barra del bar y ella empieza a sonreír. Nada
me dice, simplemente pide su copa de Gin Tonic y me haz una señal
para que esté con atención a mi móvil. Sin embargo él suena:
“Nos
encontramos en el salón de la orquesta en el primer piso?”
“Sí,
en diez minutos allí estaré” - respondo.
Dejé
que ella saliese primero y después fui yo, siendo muy discreto, en
un segundo salgo por la puerta, camino sobre el pasillo vacío y
llego hacía las escaleras, dónde tiene un cartel “Por favor, no
subir. Gracias”. Simplemente le ignoro porque esto es un cartel
para que nadie suba al primer piso.
Entro
en la dicha sala de la orquesta, camino por entre los instrumentos
musicales que existen y allí está ella, esperándome en esta grande
sala.
-
Por fin nos vemos...
-
Pablo, déjame hablar ahora, déjame hacerlo antes que pierda el
coraje... - me parece muy afligida, desesperada para decirme algo.
-
Pues hazlo entonces...
-
A... aque... aquel chico no es mi pareja... es un amigo y... - empezó
a sollozar sin parar - … madre mía, es mejor explicar la historia
completa...
-
Te estoy escuchando...
-
Yo estoy en Ginebra, volveré a Madrid en dos semanas... aquel chico
que has visto conmigo no es mi pareja... a ver, era, ahora no lo
es... tuve que intentar tener una relación para ver quién quería
de verdad y...
Se
puso nerviosa, empezó a temblar y a tener sus mejillas rosadas. Me
acerco a ella y la abrazo.
-
Tranquila, Ainhoa... no necesitas de estar nerviosa...
-
Yo no olvido aquel beso que me has dado, no te olvido ni por nada
y... confieso que eres tu quién quiero de verdad... yo te quiero,
Pablo... - me susurra de una manera muy dulce.
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