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miércoles, 2 de julio de 2014

16. La última visita

Narra Ainhoa
Pensaba que iba a irme a la ventana cuando me desperté. No fui, recibí la visita de mi familia y cuando he demostrado que levantaba las tan temidas piernas, la alegría ocupó el lugar de la tristeza.
Una tarde llena de visitas y yo desesperando para irme a ver el maldito sol. Quiero verlo antes que llegue la noche, punto.
- Se puede? - alguien golpea la puerta. Es una voz masculina y la conozco de algún lado.
- Sí... - respondo.
La puerta se abre, empiezan a sonar sus pasos. Mi pensamiento se tornó realidad y Pablo entraba por aquella puerta. No supe como reaccionar, solo le miro cercándose cada vez más y de mí.
- Qué cara es esa? Parece que has visto un fantasma!
- Sí, he visto un fantasma... - podría imaginar cualquier persona entrando por aquella puerta menos él. No me ha pasado por mi mente que era él, él mismísimo que entraba por aquella puerta.
- Yo asusto tanto? - me pregunta.
- Un poco... sabes, eres parecido con el Godzilla...
- Con el Godzilla? Es la primera vez que escucho eso... - debo estar con el efecto de alguna droga. Bromé con Pablo, le sonrío y nada hago cuando sonrió para mí – Cómo estás?
- No estoy mal... en esta vez tuve derecho a no trasladarme para la luna, el hospital tenía plazas libres!
- Madre mía, aún bromeas con todo esto?
- Yo rio para no llorar, simplemente... - y de las bromas pasamos a la conversación seria – Cómo supiste que tuve el accidente?
- Vi la noticia en la tele... mi padre llamó a tu numero y tu hermano le ha dicho que fuiste que...
- Vale... - le interrumpo - ...y por qué has venido?
- Me quedé preocupado. Tenía que verte, asegurarme si estabas bien o no, si necesitabas de algo...
Mi corazón parece que está en una corrida, mis latidos son rápidos, muy rápidos, a alta velocidad. Aquello me tocó, hace solamente un mes que me conoce y ya haz esto. Viene de Málaga o dónde sea a León para verme. En esto momento me desarmo, dejo las espadas y todas las armas que tengo. Un mes no es casi nada, casi no nos conocemos y en esto momento malo en mi vida, él aparece mientras muchos de mis amigos hace años no lo hicieron.
Mi respuesta fue sonreír y escucharlo. Me quedé “touché” con su acción y por más que intente controlarme, las lagrimas empiezan a caer como la lluvia.
- Qué te pasa?
- Yo bromeo con todo esto por que ya he llorado mucho... - mis emociones toman el control de todo y mi corazón se abre para hablar lo que siente - … pensé que podría quedarme sin poder caminar... yo no sentí mis piernas por unas horas... fue una sensación horrible...
Siento algo en mi mano derecha, la miro y veo que él la agarró. Por increíble que esto parezca, una tranquilidad y un conforto increíbles se hacen sentir en mí. No sé explicar, pero en aquel momento yo no contesto, no me enfado, nada, simplemente dejo esto sucederse y no sé cómo permito algo así
- Tu eres fuerte...
- Parezco fuerte, pero no lo soy... soy muy frágil, más frágil que un cristal cuando se cae al suelo, pero no lo demuestro... - no tengo la costumbre de hablar de mí de esta manera, tampoco con personas que conozco hace poco tiempo, como es el caso de Pablo.
- Yo siempre supe que por de tras de esa Ainhoa fría, existe una Ainhoa con sentimientos...
- Tu eres brujo o qué?
- No necesito de ser brujo para saberlo... - sus manos, las mismas que tocan la guitarra y que hacen a miles de personas emocionarse, suben hasta mi pelo y lo acarician como si de un diamante se tratara. Por dentro, casi todo explota de una manera harmoniosa y todo se intensificó cuando su boca se cerca de mi oído y me susurra:
- Quiero que sepas que has tomado todos mis pensamientos y mi corazón...
Cierro los ojos, absorbiendo todas aquellas palabras susurradas a mi oído, palabras que fueron dichas de una manera tan dulce, de una manera que nunca escuché y sentí. Mi piel se erizó completamente cuando sentí su aroma y su cara muy cercos de la mía.


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