Narra
Ainhoa
Me
despierto y no fue con el sonido del despertador pero sí del sonido
del timbre. Eran ocho de la mañana de un Sábado lleno de lluvia y
frio, algo típico en Madrid en el Invierno.
En
pijama, con pelo despeinado y con cara de quién se despertó ahora
mismo, me voy hacía la puerta. La abro y luego veo él, el mismísimo
que salió por esta puerta hace casi dos meses sin darme ninguna
razón concreta para eso.
Paré
en la puerta, le miro y nada le digo. Las lagrimas intentan salir con
toda la fuerza por mis ojos, mis brazos y piernas se asemejan a un
terremoto y el aire se fue por completo.
Así
nos quedamos frente a frente, ni una sola palabra salió de nuestras
bocas por unos largos minutos, a penas nuestros ojos se miraban sin
quitar la mirada ni por un solo segundo. Éramos dos estatuas allí,
sin saber cómo reaccionar y lo que hablar.
-
Tienes unos minutos para hablar? - me pregunta.
-
Sí... entra...
-
Yo vino aquí porque... - empezó a sollozar - … porque yo nada
valgo sin...
-
Sin qué? - le interrumpo.
-
Yo nada valgo sin ti... - me mira directamente en mis ojos – Me
falta algo y eres tu... yo lo sé que salí diciéndote simplemente
“lo siento”, yo estaba completamente perdido porque en tan poco
tiempo se pasaran un montón de cosas entre nosotros...
Llovía
en la calle y llovía en mi cara también cuando él empezó a
hablar. No pude contenerme, fue imposible. Yo nada respondía,
simplemente le escuchaba, haciendo con que cada palabra entrase en mi
interior.
-
Creo que esto tiempo lejos de ti me hizo tener la certeza absoluta de
que ya no necesito buscar aquello que ya encontré por casualidad...
- continuó - ... he encontrado el amor sin fecha de vencimiento...
yo no quiero que lo que tenemos se acabe jamás...
-
Yo tampoco... - le digo cuando una lagrima muy sincera cayó por mi
cara.
Pablo
extendió su mano, yo extiendo la mía también, él la agarra y
luego haz fuerza para juntarme a él, tal y cual como hacen en el
tango.
-
Ahora no dejaré con que salgas de mi... - me susurra.
-
Y quién te ha dicho que yo quería salir de ti? - le sonrío muy
dulcemente y con una mirada digna de una niña cuando habla con su
manera irónica.
Nuestra
distancia se fue reduciendo hasta que llega a los cero centímetros,
nuestras caras bien juntas así como todo el resto del cuerpo. Sus
brazos aprisionan mi cintura y en un segundo tan bonito sus labios se
hacían sentir en los míos.
Hacía
un día gris en la calle, pero para mí el día se transformó en un
día lleno de luz, de colores vivas y relucientes. Existen pequeñas
cosas en el mundo que cambian nuestros días, con tan solo un pequeño
gesto, una mirada, una sonrisa, un beso o un abrazo pueden cambiar
nuestro estado de ánimo y nuestro día. Las palabras cuando vienen
del corazón, siendo ellas sinceras y dichas naturalmente también
tienen eso poder.
-
Volvemos a empezar? - me pregunta.
-
No... volvemos a continuar nuestra historia, que te parece?
-
Me parece perfecto... - y me besa de nuevo.
Narra
Pablo
-
Pablo, creo que aquí no es el mejor lugar para tomar el desayuno...
- me dice mientras entrábamos en la pastelería, una de mis
favoritas aquí en Madrid.
-
Porqué? - le pregunto muy curioso.
-
Estás viendo aquella chica de vaqueros y chaqueta azul en la barra
tomando un café?
-
Sí... qué tiene esa chica?
-
Aquella chica es como si fuera una hermana para mí y ella no lo sabe
que yo te conozco ni tampoco que tengo una relación contigo...
-
No pasa nada... - respondo – Hay que ser discreto y verás que ella
no nos verá...
-
Eso lo espero...
Así
lo hicimos, de una manera muy discreta y haciendo con que nadie nos
mirase, nos sentamos en la mesa que estaba más distante de la barra
de la pastelería y nadie se ha dado cuenta que estábamos por aquí.
Nos
sentamos y luego tratamos de pedir el desayuno, que no tardó mucho
en llegar a la mesa dónde estábamos.
-
Cómo se llama esa chica? - le pregunto.
-
Se llama Marisol... es mi mejor amiga desde casi siempre...
-
Y porqué no quieres que ella no lo sepa que somos novios?
-
En primer lugar ella es muy fan de tí, en segundo lugar, ella no
aguanta guardar secretos de esto tipo por mucho tiempo y seguramente
que tarde o temprano todo el mundo iba a saber que nosotros tenemos
una relación...
-
Muy bien... me parece ser una chica simpática...
-
Sí, Marisol es un amor... por eso tenemos una relación tan buena
como si fuéramos hermanas...
-
Esas amistades son muy buenas... - empiezo a pensar en cual será el
momento ideal para preguntarle aquello que no sale de mi mente –
Ainhoa, te puedo preguntar una cosa muy seria?
-
Por supuesto que sí... que quieres preguntarme?
-
Oye, no quiero que te sientas forzada a decir algo que no quieras con
mi pregunta...
-
Vale, vale... ya me estás asustando... cual es la pregunta?
-
Muy bien... Ainhoa, me encantaría... - empiezo a sollozar como un
loco - … me... me encantaría... - y hago la respiración más
profundo que alguna vez hizo en mi vida para ganar fuerza para
decirle aquello que quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario